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Capítulo Primero: Ésta es mi gente
Lunes 19 mayo
1997 - Nº 381
La teniente Flinn no tendrá que someterse
a consejo de guerra
JAVIER VALENZUELA , Washington
La teniente Kelly Flinn no tendrá que responder ante un consejo
de guerra de las acusaciones de haber sido adúltera, mentirosa y
desobediente, y escapará a los nueve años y seis meses de
cárcel a los que podría haber sido condenada. Pero Flinn tampoco
tendrá la salida con todos los honores de la Fuerza Aérea
que reclamaba. El Pentágono, en concreto la secretaria de la Fuerza
Aérea, Sheila Widnall, anunció anoche esta solución
«salomónica», que, dijo, ha sido negociada con la interesada.
Flinn será autorizada a abandonar el Ejército, aunque sin
pronunciamientos favorables. Ello significa que la teniente, que se convirtió
en 1995 en la primera mujer piloto de un bombardero B-52, no sólo
no podrá volver a volar en un aparato de la Fuerza Aérea norteamericana,
sino tampoco en ninguno de los aviones de las guardias nacionales de los
50 Estados del país. En esas condiciones le será difícil
conseguir horas de vuelo para reconducir su carrera hacia la aviación
comercial.
La teniente, soltera y de 26 años, sostuvo en 1996 una relación sentimental con Marc Zigo, un civil que entrenaba el equipo de fútbol infantil de su base aérea de Minot, en Dakota del Norte. Zigo estaba casado con una recluta de la Fuerza Aérea de esa misma base, que en los últimos días ha exigido que sobre la teniente cayera todo el peso de las normas militares que prohíben el adulterio, incluido el pase por un consejo de guerra.
La traición del galán
Zigo engañó a Flinn diciéndole que estaba separado y en proceso de divorcio. Luego, cuando alguien denunció la relación, traicionó a la teniente contándole a la superioridad con detalle las relaciones sexuales que sostuvieron, incluidos organos y métodos de control de la natalidad. El tipo recibió inmunidad a cambio de testificar contra ella.
Flinn negó primero la existencia de relación, y de ahí la acusación de mentira. Más tarde, recibió órdenes explícitas de suspenderla, pero la continuó sin saber que su amante la estaba traicionando, de donde procede la acusación de desobediencia.
El caso Flinn ha provocado una avalancha de críticas hacia la Fuerza Aérea y el Pentágono, acusados de tratar a la teniente con un exceso de severidad injusto y sexista. Hasta en las filas conservadoras se han levantado voces a favor de Flinn y en contra de las autoridades militares. Trent Lot, líder de la mayoría republicana en el Senado, declaró el miércoles: «No entiendo porqué se la está señalando y castigando de este modo».
Oferta de Flinn
El consejo de guerra contra Flinn debería haber comenzado sus sesiones el pasado martes, pero fue pospuesto después de que la teniente ofreciera como solución su retirada honrosa de la Fuerza Aérea. El Pentágono ha tardado tres días en encontrar la solución anunciada anoche.
El jefe de la Junta de Estado Mayor de la Fuerza Aérea, general Ronald Fogleman, explicó que no se trataba solamente de un caso de adulterio, sino que en el fondo el prolema es que la teniente Flinn había mentido y desobedecido a sus superiores. «En última instancia este es un asunto de una oficial a la que se ha depositado la responsabilidad de volar con armas nucleares y que ha desobedecido órdenes y ha mentido», explicó el general.