Cipión comenta con sus oficiales los resultados de su estrategia militar. Hace alusión al hecho de que habido comentarios de que el cerco de Numancia es un acto cobarde y poco apropiado a la fama guerrera de Roma. Los numantinos, por boca de Coravino, llaman a Cipión para ofrecer un combate mano a mano entre un numantino y un romano para acabar la guerra. Cipión rechaza la oferta. Los numantinos y su líder, Teógenes, deciden salir esa misma noche a combatir -y a morir. Las mujeres, doncellas y niños de Numancia les ruegan a los hombres que no lleven a cabo ese plan. Dicen que prefieren morir con ellos en batalla antes que ser deshonradas por los romanos. Los numantinos deciden entonces no salir y hacerle frente a su destino. Acuerdan hacer una hoguera en la cual quemar todo objeto de valor que haya en la ciudad para evitar que los romanos alcancen ni siquiera un mínimo trofeo trás su victoria. ¡Deciden también ejecutar y comerse a sus prisioneros romanos! Morandro detiene a Lira y le suplica que pase un rato con él. Lira se excusa explicándole cómo se encuentra al borde de la muerte por el hambre. Morandro le asegura que esa misma noche saldrá de la ciudad a robar comida del campamento romano. Lira le ruega que no lo haga pues perderá la vida. Morandro le dice que su decisión es firme. Leoncio felicita el valor de Morandro y se ofrece a acompañarlo en su salida. Morandro le ruega que se quede para que consuele a su madre en caso de que él muera esa noche. Leoncio le recuerda que su amistad vale más que todo y le asegura que irá con él de todas formas.
Cipión, Jugurta y G. Mario.
Cipión En forma estoy contento en mirar cómo
corresponde a mi gusto la ventura,
y esta libre nación soberbia domo 1115
sin fuerzas, solamente con cordura.
En viendo la ocasión, luego la tomo,
porque sé cuánto corre y se apresura;
y si se pasa, en cosas de la guerra,
el crédito consume y vida atierra. 1120
¿Juzgábades a loco desvarío* | pérdida de la razón |
tener los enemigos encerrados,
y que era mengua del romano brío* | valor |
no vencellos con modos más usados?
Bien sé que lo habrán dicho; mas yo fío 1125
que los que fueren prácticos soldados
dirán que es de tener en mayor cuenta
la victoria que menos es sangrienta.
¿Qué gloria puede haber más levantada
en las cosas de guerra que aquí digo, 1130
que, sin quitar de su lugar la espada,
vencer y sujetar al enemigo?
Que, cuando la victoria es granjeada
con la sangre vertida del amigo,
el gusto mengua que causar pudiera 1135
la que sin sangre tal ganada fuera.
Aquí ha de sonar una trompeta desde el muro de Numancia.
Q. Fabio Oye, señor, que de Numancia suena
el son de una trompeta, y me asiguro* | estoy seguro |
que decirte algo desde allá se ordena,
pues el salir de acá lo estorba el muro. 1140
Corabino se ha puesto en una almena,
y una señal ha hecho de seguro;
lleguémonos más cerca.
Cipión Sea, lleguemos.
G. Mario No más, que dende* aquí le entenderemos. | desde |
Pónese Corabino encima de la muralla con bandera blanca puesta en una lanza.
Corabino ¡Romanos! ¡Ah, romanos! ¿Puede acaso 1145
ser de vosotros esta voz oída?
G. Mario Puesto que más la bajes y hables paso,
cualquiera tu razón será entendida.
Corabino Decid al general que acerque el paso
al foso, porque viene dirigida 1150
a él una embajada.
Cipión Dila presto,
que yo soy Cipión.
Corabino Escucha el resto.
Dice Numancia, general prudente,
que consideres bien que ha muchos años
que entre la nuestra y tu romana gente 1155
duran los males de la guerra estraños;
y que, por evitar que no se aumente
la dura pestilencia* destos daños, | calamidad |
quiere, si tú quisieres, acaballa
con una breve y singular batalla. 1160
Un soldado se ofrece de los nuestros
a combatir, cerrado en estacada*, | stockade: recinto cerrado |
con cualquiera esforzado de los vuestros,
por acabar contienda tan pesada;
y si los hados fueren tan siniestros, 1165
que el uno quede sin la vida amada,
si fuere el nuestro, darse ha la tierra;
si el tuyo fuere, acábese la guerra.
Y, por seguridad deste concierto,
daremos a tu gusto los rehenes. 1170
Bien sé que en él vendrás, porque estás cierto
de los soldados que a tu cargo tienes,
y sabes que el menor, en campo abierto,
hará sudar el pecho, el rostro y sienes
al más aventajado de Numancia: 1175
ansí que, está sigura tu ganancia.
Porque a la ejecución se venga luego,
respóndeme, señor, si estás en ello.
Cipión Donaire* es lo que dices, risa, juego, | chiste o broma |
y loco el que pensase de hacello. 1180
Usad el medio del humilde ruego,
si queréis que se escape vuestro cuello
de probar el rigor y filos diestros
del romano cuchillo y brazos nuestros.
La fiera que en la jaula está encerrada 1185
por su selvatiquez* y fuerza dura, | carácter salvaje |
si puede allí con maña ser domada
y con el tiempo y medios de cordura,
quien la dejase ir libre y desatada
daría grandes muestras de locura. 1190
Bestias sois, y por tales, encerrados
os tengo donde habéis de ser domados.
Mía será Numancia, a pesar vuestro,
sin que me cueste un mínimo soldado,
y el que tenéis vosotros por más diestro 1195
rompa por ese foso trincheado*; | rodeado de trincheras |
y si en esto os parece que yo muestro
un poco mi valor acobardado,
el viento lleve agora esta vergüenza,
y vuélvale la fama cuando os venza. 1200
Vanse Cipión y los suyos.
Corabino ¿No escuchas más, cobarde? ¿Ya te escondes?
¿Enfádate la igual justa batalla?
Mal con tu nombradía* correspondes, | fama |
mal podrás deste modo sustentalla;
en fin, como cobarde me respondes. 1205
¡Cobardes sois, romanos, vil canalla,
en vuestra muchedumbre confiados,
y no en los diestros brazos levantados!
¡Pérfidos, desleales, fementidos,
crueles, revoltosos y tiranos; 1210
ingratos, codiciosos, malnacidos,
pertinaces, feroces y villanos;
adúlteros, infames, conocidos
por de industriosas, mas cobardes manos!,
¿qué gloria alcanzaréis en darnos muerte 1215
teniéndonos atados desta suerte?
En cerrado escuadrón, o manga suelta,
en la campaña rasa, do no pueda
estorbar la mortal fiera revuelta
el ancho foso y muro que la veda, 1220
fuere bien que, sin dar el pie la vuelta
y sin tener jamás la espada queda,
ese ejército mucho, bravo, vuestro
se viera con el poco, flaco, nuestro.
Mas, como siempre estáis acostumbrados 1225
a vencer con ventajas y con mañas,
estos conciertos, en valor fundados,
no los admiten bien vuestras marañas*. | engaños |
¡Liebres en pieles fieras disfrazados,
load y engrandeced vuestras hazañas; 1230
que espero en el gran Júpiter de veros
sujetos a Numancia y a sus fueros!
Bájase, y torna a salir luego con todos los numantinos que salieron en el principio de la segunda jornada, excepto Marquino, que se arrojó en la sepultura, y sale también Morandro.
Teógenes En términos nos tiene nuestra suerte,
dulces amigos, que será ventura
acabar nuestros daños con la muerte. 1235
Por nuestro mal, por nuestra desventura,
vistes del sacrificio el triste agüero,
y a Marquino tragar la sepultura.
El desafío no ha importado un cero;
de intentar qué nos queda no lo siento, 1240
si no es acelerar el fin postrero.
Esta noche se muestre el ardimiento* | valor o coraje |
del numantino acelerado pecho,
y póngase por obra nuestro intento:
el enemigo muro sea deshecho; 1245
salgamos a morir a la campaña,
y no, como cobardes, en estrecho.
Bien sé que sólo sirve esta hazaña
de que a nuestro morir se mude el modo;
que con ella la muerte se acompaña. 1250
Corabino Con ese parecer yo me acomodo:
morir quiero rompiendo el fuerte muro,
y deshacelle por mi mano todo;
mas tiéneme una cosa mal seguro:
que si nuestras mujeres saben esto, 1255
de que no haremos nada os aseguro.
Cuando otra vez tuvimos presupuesto
de salir y dejallas, cada uno
fiado en su caballo y brazo diestro,
ellas, que el trato a ellas importuno 1260
supieron, al momento nos robaron
los frenos*, sin dejarnos sólo uno. | Se refiere a los frenos de los caballos. |
Entonces el salir nos estorbaron,
y ansí lo harán agora fácilmente
si las lágrimas muestran que mostraron. 1265
Morandro Nuestro designio a todas es patente;
todas lo saben; ya no queda alguna
que no se queja dello amargamente,
y dicen que en la buena o ruin fortuna
quieren, en vida y muerte, acompañarnos, 1270
aunque su compañía es importuna.
Aquí entran cuatro o más mujeres de Numancia, y con ellas Lira . Las mujeres traen unas figuras de niños en los brazos, y otros de las manos, excepto Lira , que no trae ninguno.
Veislas aquí do vienen a rogaros,
no la dejéis en tantos embarazos;
aunque seáis de acero, han de ablandaros.
Los tiernos hijos vuestros en los brazos 1275
las tristes traen; ¿no veis con qué señales
de amor les dan los últimos abrazos?
Primera Dulces señores nuestros, si en los males
hasta aquí de Numancia padecidos,
que son menores los que son mortales, 1280
y en los bienes también, que ya son idos,
siempre mostramos ser mujeres vuestras,
y vosotros también nuestros maridos,
¿por qué en las ocasiones tan siniestras
que el cielo airado agora nos ofrece, 1285
nos dais de aquel amor tan cortas muestras?
Hemos sabido, y claro se parece,
que en las romanas armas arrojaros
queréis, pues su rigor menos empece
que no la hambre de que veis cercaros, 1290
de cuyas flacas manos desabridas
por imposible tengo el escaparos.
Peleando queréis dejar las vidas,
y dejarnos también desamparadas,
a deshonras y muertes ofrecidas. 1295
Nuestro cuello ofreced a las espadas
vuestras primero; que es mejor partido
que vernos de enemigos deshonradas.
Yo tengo en mi intención estatuido* | establecido |
que, si puedo, haré cuanto en mí fuere 1300
por morir do muriere mi marido.
Y esto mesmo hará la que quisiere
mostrar que no los miedos de la muerte
le estorban de querer a quien bien quiere,
en buena o mala, en dulce o amarga suerte. 1305
Otra ¿Qué pensáis, varones claros*? | nobles |
¿Revolvéis aun todavía
en la triste fantasía
de dejarnos y ausentaros?
¿Queréis dejar por ventura 1310
a la romana arrogancia
las vírgenes de Numancia
para mayor desventura?
Y a los libres hijos nuestros
¿queréis esclavos dejallos? 1315
¿No será mejor ahogallos
con los propios brazos vuestros?
¿Queréis hartar el deseo
de la romana codicia,
y que triunfe su injusticia 1320
de nuestro justo trofeo?
¿Serán por ajenas manos
nuestras casas derribadas?
Y las bodas esperadas,
¿hanlas de gozar romanos? 1325
En salir hacéis error,
que acarrea cien mil yerros,
porque dejáis sin los perros
el ganado, y sin señor.
Si al foso queréis salir, 1330
llevadnos en tal salida,
porque tendremos por vida
a vuestros lados morir.
No apresuréis el camino
al morir, porque su estambre* 1335 | Se refiere al hilo de la vida y al mito de las Parcas |
cuidado tiene la hambre
de cercenarla contino.
Otras Hijos destas tristes madres,
¿qué es esto? ¿Cómo no habláis,
y con lágrimas rogáis 1340
que no os dejen vuestros padres?
Basta que la hambre insana
os acabe con dolor,
sin esperar el rigor
de la aspereza romana. 1345
Decidles que os engendraron
libres, y libres nacisteis,
y que vuestras madres tristes
también libres os criaron.
Decidles que, pues la suerte 1350
nuestra va tan de caída,
que, como os dieron la vida,
ansimismo os den la muerte.
¡Oh muros desta ciudad!,
si podéis, hablad; decid, 1355
y mil veces repetid:
"¡Numantinos, libertad!"
Los templos, las casas nuestras,
levantadas en concordia;
os piden misericordia, 1360
hijos y mujeres vuestras.
Ablandad, claros varones,
esos pechos diamantinos,
y mostrad, cual numantinos,
amorosos corazones; 1365
que no por romper el muro
remediáis un mal tamaño;
antes en ello está el daño
más propincuo* y más seguro. | cercano |
Lira También las tiernas doncellas 1370
ponen en vuestra defensa
el remedio de su ofensa
y el alivio a sus querellas;
no dejéis tan ricos robos
a las codiciosas manos: 1375
mirad que son los romanos
hambrientos y fieros lobos.
Desesperación notoria
es esta que hacer queréis,
adonde sólo hallaréis 1380
breve muerte y larga gloria.
Mas, ya que salga mejor
que yo pienso esta hazaña,
¿qué ciudad hay en España
que quiera daros favor? 1385
Mi pobre ingenio os advierte
que si hacéis esta salida,
al enemigo dais vida
y a toda Numancia muerte.
De vuestro acuerdo gentil* 1390 | generoso |
los romanos burlarán;
porque, decidme: ¿qué harán
tres mil contra ochenta mil?
Aunque estuviesen abiertos
los muros y sin defensa, 1395
seríades con ofensa
mal vengados y bien muertos.
Mejor es que la ventura
o el daño que el cielo ordene,
o nos salve o nos condene, 1400
dé la vida o sepultura.
Teógenes Limpiad los ojos húmidos del llanto,
mujeres tiernas, y tené* entendido | tengan |
que vuestra angustia la sentimos tanto,
que responde al amor nuestro subido; 1405
ora crezca el dolor, ora el quebranto
sea, por nuestro bien, disminuido,
jamás en vida o muerte os dejaremos;
antes, en muerte y vida os serviremos.
Pensábamos salir al foso, ciertos 1410
antes de allí morir que de escaparnos,
pues fuera quedar vivos, aunque muertos,
si muriendo pudiéramos vengarnos;
mas, pues nuestros disignios descubiertos
han sido, y es locura aventurarnos, 1415
amados hijos y mujeres nuestras,
nuestras vidas serán, de hoy más, las vuestras.
Sólo se ha de mirar que el enemigo
no alcance de nosotros triunfo y gloria:
antes ha de servir él de testigo 1420
que apruebe y eternice nuestra historia;
y si todos venís en lo que digo,
mil siglos durará nuestra memoria:
y es que no quede cosa aquí en Numancia
de do el contrario pueda haber ganancia. 1425
En medio de la plaza se haga un fuego,
en cuya ardiente llama licenciosa
nuestras riquezas todas se echen luego,
desde la pobre a la más rica cosa;
y esto podéis tener a dulce juego, 1430
cuando os declare la intención honrosa
que se ha de efectuar, después que sea
abrasada cualquier rica presea.
Y, para entretener por alguna hora
la hambre, que ya roe nuestros huesos, 1435
haréis descuartizar luego a la hora
esos tristes romanos que están presos,
y, sin del chico al grande hacer mejora,
repártanse entre todos; que con esos
será nuestra comida celebrada 1440
por estraña, cruel, necesitada.
Amigos, ¿qué os parece? ¿Estáis en esto?
Corabino Digo que a mí me tiene satisfecho,
y que a la ejecución se venga presto
de tan estraño y tan honroso hecho. 1445
Teógenes Pues yo de mi intención os diré el resto:
después que sea lo que digo hecho,
vamos a ser ministros todos luego
de encender el ardiente y rico fuego.
Muj. prim. Nosotras desde aquí ya comenzamos 1450
a dar con voluntad nuestros arreos,
y a las vuestras las vidas entregamos,
como se han entregado los deseos.
Lira Ea, pues, caminemos; vamos, vamos,
y abrásense en un punto los trofeos 1455
que pudieran hacer ricas las manos,
y aun hartar la codicia de romanos.
Vanse todos, y al salir Morandro, ase a Lira por el brazo y detiénela.
Morandro No vayas tan de corrida,
Lira ; déjame gozar
del bien que me puede dar 1460
en la muerte alegre vida;
deja que miren mis ojos
un rato tu hermosura,
pues tanto mi desventura
se entretiene en mis enojos. 1465
¡Oh dulce Lira , que suenas* | Juego de palabras: la lira es un tipo de harpa |
contino en mi fantasía
con tan süave armonía
que vuelve en gloria mis penas!
¿Qué tienes? ¿Qué estás pensando, 1470
gloria de mi pensamiento?
Lira Pienso cómo mi contento
y el tuyo se va acabando.
Y no será su homicida
el cerco de nuestra tierra; 1475
que primero que la guerra
se me acabará la vida.
Morandro ¿Qué dices, bien de mi alma?
Lira Que me tiene tal la hambre,
que de mi vital estambre 1480
llevará presto la palma.
¿Qué tálamo* has de esperar | lecho o cama de bodas |
de quien está en tal extremo,
que te aseguro que temo
antes de una hora espirar? 1485
Mi hermano ayer espiró,
de la hambre fatigado,
y mi Madre ya ha acabado,
que la hambre la acabó.
Y si la hambre y su fuerza 1490
no ha rendido mi salud,
es porque la juventud
contra su rigor se esfuerza;
pero, como ha tantos días
que no le hago defensa, 1495
no pueden contra su ofensa
las débiles fuerzas mías.
Morandro Enjuga, Lira , los ojos;
deja que los tristes míos
se vuelvan corrientes ríos 1500
nacidos de tus enojos;
y, aunque la hambre ofendida
te tenga tan sin compás,
de hambre no morirás
mientras yo tuviere vida. 1505
Yo me ofrezco de saltar
el foso y el muro fuerte,
y entrar por la misma muerte,
para la tuya escusar.
El pan que el romano toca, 1510
sin que el temor me destruya,
lo quitaré de la suya
para ponerlo en tu boca.
Con mi brazo haré carrera
a tu vida y a mi muerte, 1515
porque más me mata el verte,
señora, de esa manera.
Yo te traeré de comer
a pesar de los romanos,
si ya son estas mis manos 1520
las mismas que solían ser.
Lira Hablas como enamorado,
Morandro; pero no es justo
que ya tome gusto* el gusto* | Juego de palabras: "que ya tome placer el apetito" |
con tu peligro comprado. 1525
Poco podrá sustentarme
cualquier robo que harás,
aunque más cierto hallarás
el perderte que ganarme.
Goza de tu mocedad 1530
en fresca edad y crecida,
que más importa tu vida
que la mía a la ciudad.
Tú podrás bien defendella
de la enemiga asechanza, 1535
que no la flaca pujanza
desta tan triste doncella.
Ansí que, mi dulce amor,
despide ese pensamiento,
que yo no quiero sustento 1540
ganado con tu sudor;
que, aunque puedas alargar
mi muerte por algún día,
esta hambre que porfía
en fin nos ha de acabar. 1545
Morandro En vano trabajas, Lira ,
de impidirme este camino,
do mi voluntad y signo
allá me convida y tira.
Tú rogarás entretanto 1550
a los dioses que me vuelvan
con despojos que resuelvan
tu miseria y mi quebranto.
Lira Morandro, mi dulce amigo,
no vayas; que se me antoja 1555
que de tu sangre veo roja
la espada del enemigo.
No hagas esta jornada,
Morandro, bien de mi vida;
que si es mala la salida, 1560
es muy peor la tornada*. | el regreso |
Si quiero aplacar tu brío,
por testigo pongo al cielo;
que de tu daño recelo*, | recelar es tener miedo o sospechar que algo ocurra |
y no del provecho mío; 1565
mas si acaso, amado amigo,
prosigues esta contienda,
lleva este abrazo por prenda
de que me llevas contigo.
Morandro Lira , el cielo te acompañe. 1570
Vete, que a Leoncio veo.
Lira Y a ti te cumpla el deseo
y en ninguna parte dañe.
Leoncio ha de estar escuchando todo lo que ha pasado entre su amigo Morandro y Lira .
Leoncio Terrible ofrecimiento es el que has hecho,
y en él, Morandro, se nos muestra claro 1575
que no hay cobarde enamorado pecho,
aunque de tu virtud y valor raro
debe más esperarse; mas yo temo
que el hado infeliz se [nos] muestre avaro.
He estado atento al miserable extremo 1580
en que te ha dicho Lira que se halla,
indigno, cierto, a su valor supremo,
y que tú has prometido de libralla
deste presente daño, y arrojarte
en las armas romanas a batalla. 1585
Yo quiero, buen amigo, acompañarte,
y en empresa tan justa y tan forzosa
con mis pequeñas fuerzas ayudarte.
Morandro ¡Oh mitad de mi alma! ¡Oh venturosa
amistad, no en trabajos dividida, 1590
ni en la ocasión más próspera y dichosa!
Goza, Leoncio, de la dulce vida;
quédate en la ciudad, que yo no quiero
ser de tus verdes años homicida.
Yo solo tengo de ir; yo solo espero 1595
volver con los despojos merecidos
a mi inviolable fe y amor sincero.
Leoncio Pues ya tienes, Morandro, conocidos
mis deseos, que en buena o mala suerte
al sabor de los tuyos van medidos; 1600
sabrás que no los miedos de la muerte
de ti me apartarán un solo punto,
ni otra cosa, si la hay, que sea mas fuerte.
Contigo tengo de ir; contigo junto
he de volver, si ya el cielo no ordena 1605
que quede en tu defensa allá difunto.
Morandro Quédate, amigo; queda en hora buena,
porque si yo acabare aquí la vida
en esta empresa de peligro llena,
tú puedas a mi Madre dolorida 1610
consolar en el trance riguroso,
y a la esposa de mí tanto querida.
Leoncio Cierto que estás, amigo, muy donoso* | gracioso |
en pensar que, tú muerto, quedaría
yo con tal quietud y tal reposo, 1615
que de consuelo alguno serviría
a la doliente Madre y triste esposa.
Pues en la tuya está la muerte mía,
seguirte tengo en la ocasión dudosa:
mira cómo ha de ser, Morandro amigo, 1620
y en el quedarme no me hables cosa.
Morandro Pues no puedo estorbarte el ir conmigo,
en el silencio de la noche oscura
tenemos de asaltar al enemigo.
Lleva ligeras armas; que ventura 1625
es la que ha de ayudar al alto intento,
que no la malla entretejida y dura*. | armadura o coraza |
Lleva ansí mismo puesto el pensamiento
en robar y traer a buen recado
lo que pudieres más de bastimento*. 1630 | provisiones, alimento |
Leoncio Vamos, que no saldré de tu mandado.
[Vanse.]
Scena II
Dos numantinos comentan la terrible situación de la ciudad. Hablan de la hoguera en la cual se están quemando todas las posesiones materiales de la ciudad. Señalan cómo la gente esta muriendo de hambre. Anuncia la nueva orden que manda la muerte de todas las mujeres, niños y viejos de Numancia para que ninguno caiga en poder de los romanos. Luego entran en escena una madre con sus hijos. Los niños piden comida. La madre, desesperada, no puede hacer nada para alimentarlos.
Dos numantinos.
Primero ¡Derrama, oh dulce hermano, por los ojos
el alma en llanto amargo convertida!
Venga la muerte y lleve los despojos
de nuestra miserable y triste vida. 1635
Segundo Bien poco durarán estos enojos;
que ya la muerte viene apercebida* | preparada |
para llevar en presto y breve vuelo
a cuantos pisan de Numancia el suelo.
Principios veo que prometen presto 1640
amargo fin a nuestra dulce tierra,
sin que tengan cuidado de hacer esto
los contrarios ministros de la guerra:
nosotros mismos, a quien ya es molesto
y enfadoso el vivir que nos atierra, 1645
hemos dado sentencia inrevocable
de nuestra muerte, aunque cruel, loable.
En la plaza mayor ya levantada
queda una ardiente cudiciosa* hoguera, | codiciosa |
que, de nuestras riquezas ministrada*, 1650 | alimentada |
sus llamas sube hasta la cuarta esfera.
Allí con triste priesa acelerada
y con mortal y tímida carrera
acuden todos, como a santa ofrenda,
a sustentar sus llamas con su hacienda. 1655
Allí la perla del rosado oriente,
y el oro en mil vasijas fabricado,
y el diamante y rubí más excelente,
y la extremada púrpura y brocado,
en medio del rigor fogoso ardiente 1660
de la encendida llama es arrojado:
despojos do pudieran los romanos
henchir los senos y ocupar las manos.
Aquí salen algunos cargados de ropa, y entran por una puerta y salen por otra.
Vuelve al triste espectáculo la vista:
verás con cuánta priesa y cuánta gana 1665
toda Numancia en numerosa lista
aguija* a sustentar la llama insana; | se da prisa |
y no con verde leño y seca arista*, | paja |
no con materia al consumir liviana,
sino con sus haciendas mal gozadas, 1670
pues se ganaron para ser quemadas.
Primero Si con esto acabara nuestro daño,
pudiéramos llevallo con paciencia;
mas, ¡ay!, que se ha de dar, si no me engaño,
de que muramos todos cruel sentencia. 1675
Primero que el rigor bárbaro estraño
muestre en nuestras gargantas su inclemencia,
verdugos de nosotros nuestras manos
serán, y no los pérfidos romanos.
Han acordado que no quede alguna 1680
mujer, niño ni viejo con la vida,
pues, al fin, la cruel hambre importuna
con más fiero rigor es su homicida.
Mas ves allí do asoma, hermano, una
que, como sabes, fue de mí querida 1685
un tiempo, con extremo tal de amores,
cual es el que ella tiene de dolores.
Sale una mujer con una criatura en los brazos y otra de la mano.
Madre ¡Oh duro vivir molesto,
terrible y triste agonía!
Hijo Madre, ¿por ventura, habría 1690
quien nos diese pan por esto?
Madre ¿Pan, hijo? Ni aun otra cosa
que semeje de comer.
Hijo Pues, ¿tengo de perecer
de dura hambre rabiosa? 1695
Con poco pan que me deis,
madre, no os pediré más.
Madre Hijo, ¡qué pena me das!
Hijo ¿Pues qué, madre, no queréis?
Madre Sí quiero; mas, ¿qué haré, 1700
que no sé dónde buscallo?
Hijo Bien podéis, madre, comprallo;
si no, yo lo compraré;
mas, por quitarme de afán,
si alguno conmigo topa, 1705
le daré toda esta ropa
por un mendrugo de pan*. | pedazo de pan |
Madre ¿Qué mamas, triste criatura?
¿No sientes que a mi despecho
sacas ya del flaco pecho, 1710
por leche, la sangre pura?
Lleva la carne a pedazos
y procura de hartarte,
que no pueden más llevarte
mis flojos, cansados brazos. 1715
Hijos del ánima mía,
¿con qué os podré sustentar,
si apenas tengo qué os dar
de la propia carne mía?
¡Oh hambre terrible y fuerte, 1720
cómo me acabas la vida!
¡Oh guerra, sólo venida
para causarme la muerte!
Hijo ¡Madre mía, que me fino*! | me muero |
Aguijemos a do vamos, 1725
que parece que alargamos
la hambre con el camino.
Madre Hijo, cerca está la plaza
adonde echaremos luego
en mitad del vivo fuego 1730
el peso que te embaraza*. | te angustia |
Éntra[n]se.