Los líderes numantinos se reúnen para discutir su situación ahora que Numancia está cercada por el ejército romano y por otras tribus hispanas que les ayudan. Las opciones que se consideran son: romper el cerco por la fuerza, proponer un combate mano-a-mano entre un romano y un numantino para decidir el conflicto, hacer sacrificios a Júpiter y tratar de averiguar a través de la magia y la astrología lo que el destino tiene reservado para Numancia.
Teógenes y Corabino, con otros cuatro numantinos, gobernadores de Numancia, y Marquino, hechicero, y un cuerpo muerto, que saldrá a su tiempo. Siéntanse a consejo, y los cuatro numantinos que no tienen nombres se señalan así: Primero, Segundo, Tercero, Cuarto.
Teógenes Paréceme, varones esforzados,
que en nuestros daños con rigor influyen
los tristes signos y contrarios hados,
pues nuestra fuerza y maña desminuyen. 540
Tiénennos los romanos encerrados,
y con cobardes mañas* nos destruyen; | trucos, estratagemas |
ni con matar muriendo no hay vengarnos,
ni podemos sin alas escaparnos.
Y no sólo a vencernos se despiertan 545
los que habemos* vencido veces tantas, | hemos |
que también españoles se conciertan
con ellos a segar* nuestras gargantas; | cortar |
tan gran maldad los cielos no consientan:
con rayos hieran las ligeras plantas 550
que se mueven en daño del amigo,
favoreciendo al pérfido enemigo.
Mirad si imagináis algún remedio
para salir de tanta desventura,
porque este largo y trabajoso asedio 555
sólo promete presta sepultura;
el ancho foso nos estorba el medio
de probar con las armas la ventura,
aunque a veces valientes, fuertes brazos,
rompen mil contrapuestos embarazos.* 560 | impedimentos |
Corabino ¡A Júpiter pluguiera* soberano | ¡Ojalá que al soberano Júpiter le placiera |
que nuestra juventud sola se viera
con todo el bravo ejército romano,
adonde el brazo rodear pudiera!
Que allí al valor de la española mano 565
la mesma muerte poco estorbo fuera,
para dejar de abrir ancho camino
a la salud del pueblo numantino.
Mas, pues en tales términos nos vemos,
que estamos como damas encerrados, 570
hagamos todo cuanto hacer podremos
para mostrar los ánimos osados:* | valientes |
a nuestros enemigos convidemos
a singular batalla; que, cansados
de este cerco tan largo, ser podría 575
quisiesen acabarle por tal vía.
Y, cuando este remedio no suceda
a la justa medida del deseo,
Otro camino de intentar nos queda,
aunque más trabajoso, a lo que creo: 580
este foso y muralla que nos veda
el paso al enemigo que allí veo,
en un tropel de noche le rompamos,
y por ayuda a los amigos vamos.
Num. Prim. O sea por el foso o por la muerte, 585
de abrir tenemos paso a nuestra vida;
que es dolor insufrible el de la muerte,
si llega cuando más vive la vida;
remedio a las miserias es la muerte,
si se acrecientan ellas con la vida, 590
y suele tanto más ser excelente,
cuanto se muere más honradamente.
Segundo ¿Con qué más honra pueden apartarse
de nuestros cuerpos estas almas nuestras,
que en las romanas armas arrojarse 595
y en su daño mover las fuertes diestras?
En la ciudad podrá muy bien quedarse
quien gusta de cobarde dar las muestras;
que yo mi gusto pongo en quedar muerto
en el cerrado foso o campo abierto. 600
Tercero Esta insufrible hambre macilenta,* | triste, pálida |
que tanto nos persigue y nos rodea,
hace que en vuestro parecer consienta,
puesto que temerario y duro sea.
Muriendo escusaremos tanta afrenta;* 605 | vergüenza |
mas quien morir de hambre no desea,
arrójese conmigo al foso, y haga
camino a su remedio con la daga.
Cuarto Primero que vengáis al trance duro
desta resolución que habéis tomado, 610
paréceme ser bien que desde el muro
nuestro fiero enemigo sea avisado,
diciéndole que dé campo seguro
a un numantino y otro su soldado,
y que la muerte de uno sea sentencia 615
que acabe nuestra antigua diferencia.
Son los romanos tan soberbia* gente, | orgullosa |
que luego aceptarán este partido;
y si lo aceptan, creo firmemente
que nuestro amargo daño ha fenecido,* 620 | muerto |
pues está Corabino aquí presente,
cuyo valor me tiene persuadido
que él solo contra tres bravos romanos
quitará la victoria de las manos.
También será acertado que Marquino, 625
pues es un agorero* tan famoso, | adivino |
mire qué estrella, qué planeta o signo
nos amenaza muerte o fin honroso,
y si puede hallar algún camino
que nos pueda mostrar si del dudoso 630
cerco cruel do* estamos oprimidos | donde |
saldremos vencedores o vencidos.
También primero encargo que se haga
a Júpiter solene sacrificio,
de quien podremos esperar la paga 635
harto mayor que nuestro beneficio;
cúrese luego la profunda llaga
del arraigado acostumbrado vicio:* | Alusión a las faltas o pecados de Numancia |
quizá con esto mudará de intento
el hado esquivo y nos dará contento. 640
Para morir, jamás le falta tiempo
al que quiere morir desesperado:
siempre seremos a sazón y a tiempo
para mostrar, muriendo, el pecho osado;
mas, porque no se pase en balde el tiempo, 645
mirad si os cuadra lo que aquí he ordenado;
y si no os pareciere, dad un modo
que mejor venga y que convenga a todo.
Marquino Esa razón que muestran tus razones
es aprobada del intento mío. 650
Háganse sacrificios y oblaciones* | ofrendas |
y póngase en efeto el desafío;
que yo no perderé las ocasiones
de mostrar de mi ciencia el poderío:
yo sacaré del hondo centro escuro* 655 | del infierno |
quien nos declare el bien o el mal futuro.
Teógenes Yo desde aquí me ofrezco, si os parece
que puede de mi esfuerzo algo fiarse,
de salir a este duelo que se ofrece,
si por ventura viene a efectuarse. 660
Corabino Más honra tu valor raro merece:
bien pueden de tu esfuerzo confiarse
más difíciles cosas y mayores,
por ser el que es mejor de los mejores.
Y, pues tú ocupas el lugar primero 665
de la honra y valor con causa justa,
yo, que en todo me cuento por postrero,
quiero ser el haraldo* desta justa. | oficial, rey de armas en una justa, duelo o combate |
Primero Pues yo, con todo el pueblo, me prefiero
hacer de lo que Júpiter más gusta, 670
que son los sacrificios y oraciones,
si van con enmendados corazones.
Segundo Vámonos, y con presta diligencia
hagamos cuanto aquí propuesto habemos,
antes que la pestífera dolencia 675
de la hambre nos ponga en los extremos.
Tercero Si tiene el Cielo dada la sentencia
de que en este rigor fiero acabemos,
revóquela, si acaso lo merece
la justa enmienda que Numancia ofrece. 680
[Vanse].
Scena II
Morando y Leoncio, grandes amigos, sostienen un debate sobre el problema de Morandro. Este, enamorado por largos años de Lira, ve ahora que ya estaba por casarse como sus esperanzas de amor desaparecen junto con el futuro de Numancia. Leoncio cree que es flojera en el soldado pensar en amores, pero Morandro lo contradice con fuerza. Más adelante, Morandro y Leoncio presencian los sacrificios que hacen los sacerdotes numantinos a los dioses. Los agüeros (omens) son todos completamente negativo. Luego los dos amigos asisten a la ceremonia en que Marquino, supremo hechicero de Numancia, resucita a un joven recién muerto para que revele el futuro que le espera al pueblo numantino. Las predicciones del muerto son tan terribles que Marquino, desesperado, se suicida.
Salen primero dos soldados numantinos: Morandro y Leoncio.
Leoncio Morandro, amigo, ¿a dó vas,
o hacia dó mueves el pie?
Morandro Si yo mismo no lo sé,
tampoco tú lo sabrás.
Leoncio ¡Cómo te saca de seso 685
tu amoroso pensamiento!
Morandro Antes, después que le siento
tengo más razón y peso.
Leoncio Eso ya está averiguado:
que el que sirviere al Amor 690
ha de ser, por su dolor,
con razón muy más pesado.* | juego entre: peso = substancia, gravedad, carácter; y pesado = antipático, cargante |
Morandro De malicia o de agudeza
no escapa lo que dijiste.
Leoncio Tú mi agudeza entendiste, 695
mas yo entiendo tu simpleza.* | ignorancia |
Morandro ¿Que soy simple en querer bien?
Leoncio Sí, si al querer no se mide,
como la razón lo pide,
con cuándo, cómo y a quién. 700
Morandro ¿Reglas quiés poner a amor?
Leoncio La razón puede ponellas.
Morandro Razonables serán ellas,
mas no de mucho primor.* | de mucha belleza |
Leoncio En la amorosa porfía, 705
a razón no hay conocella.
Morandro Amor no va contra ella,
aunque de ella se desvía.
Leoncio ¿No es ya contra la razón,
siendo tú tan buen soldado, 710
andar tan enamorado
en esta estrecha* ocasión? | angustiosa |
¿Al tiempo que del dios Marte
has de pedir el furor,
te entretienes con Amor, 715
que mil blanduras reparte?
¿Ves la patria consumida
y de enemigos cercada,
y tu memoria, turbada
por amor, de ella se olvida? 720
Morandro En ira mi pecho se arde* | Hay fuego y rabia en mi pecho |
por verte hablar sin cordura:
¿hizo el amor, por ventura,
a ningún pecho cobarde?
¿Dejo yo la centinela 725
por ir dónde está mi dama,
o estoy durmiendo en la cama
cuando mi capitán vela?
¿Hasme tú visto faltar
de lo que debo a mi oficio 730
por algún regalo o vicio,
ni menos por bien amar?
Y si nada me has hallado
de que deba dar disculpa,
¿por qué me das tanta culpa 735
de que sea enamorado?
Y si de conversación
me ves que ando siempre ajeno,
mete la mano en tu seno,* | pon la mano en tu corazón |
verás si tengo razón. 740
¿No sabes los muchos años
que tras Lira ando perdido?
¿No sabes que era venido* | que había llegado |
el fin de mis tristes daños,
porque su padre ordenaba 745
de dármela por mujer,
y que Lira su querer
con el mío concertaba?
También sabes que llegó
en tan dulce coyuntura 750
esta fuerte guerra dura,
por quien mi gloria cesó.
Dilatóse* el casamiento | El casamiento se retrasó |
hasta acabar esta guerra,
porque no está nuestra tierra 755
para fiestas y contento.
Mira cuán poca esperanza
puedo tener de mi gloria,
pues está nuestra victoria
toda en la enemiga lanza. 760
De la hambre fatigados,
sin medio de algún remedio,* | sin posibilidad alguna de remedio |
tal muralla y foso en medio,
pocos, y esos encerrados.
Pues, como veo llevar 765
mis esperanzas del viento,
ando triste y descontento,
ansí cual me ves andar.
Leoncio Sosiega, Morandro, el pecho;
vuelve al brío* que tenías: 770 | valor, coraje |
quizá por ocultas vías
se ordena nuestro provecho;
que Júpiter soberano
nos descubrirá camino,
por do el pueblo numantino 775
quede libre del romano;
y, en dulce paz y sosiego,
de tu esposa gozarás,
y las llamas templarás
deste tu amoroso fuego; 780
que, para tener propicio
al gran Júpiter Tonante,* | Júpiter era el dios del trueno (thunder) |
hoy Numancia, en este instante,
le quiere hacer sacrificio.
Ya el pueblo viene y se muestra 785
con las víctimas e incienso.
¡Oh Júpiter, padre imenso,
mira la miseria nuestra!
[Apártanse a un lado.]
Han de salir agora dos numantinos, vestidos como sacerdotes antiguos, y traen asido de los cuernos en medio de entrambos un carnero grande, coronado de oliva o yedra y otras flores, y un paje con una fuente (bowl) de plata y una toalla al hombro; otro , con un jarro de plata lleno de agua; otro , con otro lleno de vino; otro , con otro plato de plata con un poco de incienso; otro, con fuego y leña; otro que ponga una mesa con un tapete (mantel), donde se ponga todo esto; y salgan en esta scena todos los que hubiere en la comedia, en hábito (traje) de numantinos, y luego los sacerdotes, y dejando el uno el carnero de la mano, diga:
Sac. prim. Señales ciertas de dolores ciertos
se me han representado en el camino, 790
y los canos cabellos tengo yertos.* | y los blancos cabellos tengo helados |
Sac. seg. Si acaso yo no soy mal adevino,
nunca con bien saldremos desta impresa.
¡Ay, desdichado pueblo numantino!
Primero Hagamos nuestro oficio con la priesa 795
que nos incitan los agüeros* tristes. | pronósticos |
Segundo Poned, amigos, hacia aquí esa mesa:
el vino, encienso y agua que trujistes,
poneldo* encima y apartaos afuera, | ponedlo (pónganlo) |
y arrepentíos de cuanto mal hicistes; 800
que la oblación mejor y la primera
que se debe ofrecer al alto cielo,
es alma limpia y voluntad sincera.
Primero El fuego no le hagáis vos en el suelo,
que aquí viene brasero* para ello; 805 | brazier |
que ansí lo pide el religioso celo.* | la disciplina religiosa |
Segundo Lavaos las manos y limpiaos el cuello.
Primero Dad acá el agua... ¿El fuego no se enciende?
Uno ¡No hay quien pueda, señores, encendello!
Segundo ¡Oh Júpiter! ¿Qué es esto que pretende 810
de hacer en nuestro daño el hado esquivo?* | el destino antipático |
¿Cómo el fuego en la tea* no se emprende? | antorcha |
Uno Ya parece, señor, que está algo vivo.
Primero ¡Quítate afuera, oh flaca llama escura,
que dolor en mirarte ansí recibo! 815
¿No miras cómo el humo se apresura
a caminar al lado del poniente,
y la amarilla llama mal sigura
sus puntas encamina hacia el oriente?
¡Desdichada señal! ¡Señal notoria 820
que nuestro mal y daño está presente!
Segundo Aunque lleven romanos la victoria
de nuestra muerte, en humo ha de tornarse
y en llamas vivas nuestra muerte y gloria.* | Primera predicción: La victoria romana se convertirá en humo al igual que la muerte y gloria numantina se convertira en cenizas. |
Primero Pues debe con el vino rociarse 825
el sacro fuego, dad acá ese vino,
y el incienso también, que ha de quemarse.
Rocían el fuego, y a la redonda, con el vino, y luego ponen el incienso en el fuego y dice el
Segundo Al bien del triste pueblo numantino
endereza, ¡oh gran Júpiter!, la fuerza
propicia del contrario amargo signo. 830
Primero Ansí como este ardiente fuego fuerza
a que en humo se vaya el sacro incienso,
ansí se haga al enemigo fuerza,
para que en humo eterno, padre inmenso,
todo su bien, toda su gloria vaya, 835
ansí como tú puedes y yo pienso.
Segundo Tengan los cielos su poder a raya,
ansí como esta víctima tenemos,
y lo que ella ha de haber, él también haya.
Primero ¡Mal responde el agüero: mal podremos 840
ofrecer esperanza al pueblo triste,
para salir del mal que poseemos!
Hágase ruido debajo del tablado con un barril lleno de piedras, y dispárese un cohete volador.
Segundo ¿No oyes un ruido, amigo? [Di, ¿no] viste
el rayo ardiente que pasó volando?
Présago verdadero desto fuiste. 845
Primero Turbado estoy; de miedo estoy temblando.
¡Oh, qué señales en el aire veo,
qué amargo fin nos van pronosticando!
¿No ves un escuadrón airado y feo
de unas águilas fieras, que pelean 850
con otras aves en marcial rodeo?
Segundo Sólo su esfuerzo y su rigor emplean
en encerrar las aves en un cabo,
y con astucia y arte las rodean.
Primero Tal señal vitupero,* y no la alabo: 855 | desprecio |
¡Águilas imperiales vencedoras!
¡Tú verás de Numancia presto el cabo!* | ¡Tú verás pronto el fin de Numancia! |
Segundo ¡Águilas, de gran mal anunciadoras,
partíos, que ya el agüero vuestro entiendo;
ya el efecto: contadas son las horas! 860
Primero Con todo, el sacrificio hacer pretendo
desta inocente víctima, guardada
para aplacar el dios del rostro horrendo.
¡Oh gran Plutón,* a quien por suerte dada | Plutón, dios del infierno de extraordinaria fealdad |
le fue la habitación del reino oscuro, 865
y el mando en la infernal triste morada,
ansí vivas en paz, cierto y seguro
de que la hija de la sacra Ceres* | Proserpina |
corresponde a tu amor con amor puro,
que todo aquello que en provecho vieres 870
venir del pueblo triste que te invoca,
lo allegues cual se espera de quien eres.
Atapa la profunda escura boca
por do salen las tres fieras hermanas* | las tres Parcas: Cloto, Láqueda y Atropos |
a hacernos el daño que nos toca; 875
y sean de dañarnos tan livianas
Quite algunos pelos al carnero y échelos al aire.
sus intenciones, que las lleve el viento,
como se lleva el pelo de estas lanas.
Y, ansí como yo baño y ensangriento
este cuchillo en esta sangre pura, 880
con alma limpia y limpio pensamiento,
ansí la tierra de Numancia dura
se bañe con la sangre de romanos,
y aun les sirva también de sepultura.
Aquí ha de salir por los huecos del tablado un demonio hasta el medio cuerpo, y ha de arrebatar el carnero, y meterle dentro, y tornar luego a salir, y derramar y esparcir el fuego y todos los sacrificios.
Mas, ¿quién me ha arrebatado de las manos 885
la víctima? ¿Qué es esto, dioses santos?
¿Qué prodigios son esos tan insanos?
¿No os han enternecido ya los llantos
deste pueblo lloroso y afligido,
ni la sagrada voz de nuestros cantos? 890
Segundo Antes creo que se han endurecido,
cual se puede inferir de las señales
tan fieras como aquí han acontecido.
Nuestros vivos remedios son mortales:
toda es pereza nuestra diligencia, 895
y los bienes ajenos, nuestros males.
Uno del pueblo En fin, dado han los cielos la sentencia
de nuestro fin amargo y miserable;
no nos quiere valer ya su clemencia.
Otro Lloremos, pues, en son tan lamentable 900
nuestra desdicha, que en la edad postrera
dél y de nuestro esfuerzo siempre se hable.
Marquino haga la experiencia entera
de todo su saber, y sepa cuanto
nos promete de mal la lastimera 905
suerte, que ha vuelto nuestra risa en llanto.
Sálense todos, y quedan solos Morandro y Leoncio.
Morandro Leoncio, ¿qué te parece?
¿Tendrán remedio mis males
con estas buenas señales
que aquí el cielo nos ofrece? 910
¿Tendrá fin mi desventura
cuando se acabe la guerra,
que será cuando la tierra
me sirva de sepultura?
Leoncio Morandro, al que es buen soldado 915
agüeros no le dan pena,
que pone la suerte buena
en el ánimo esforzado;
y esas vanas apariencias
nunca le turban el tino: 920
su brazo es su estrella y signo;
su valor, sus influencias.
Pero si quieres creer
en este notorio engaño,
aún quedan, si no me engaño, 925
experiencias* más que hacer; | experimentos, intentos |
que Marquino las hará,
las mejores de su ciencia,
y el fin de nuestra dolencia
ser bueno o malo sabrá. 930
Paréceme que le veo:
¡en qué estraño traje viene!
Morandro Quien con feos se entretiene,
no es mucho que venga feo.* | juego comparando la fealdad del vestido de Marquino y la fealdad de su trabajo como hechicero (warlock) |
¿Será acertado seguirle? 935
Leoncio Acertado me parece,
por si acaso se le ofrece
algo en que poder servirle.
Aquí sale Marquino con una ropa negra de bocací ancha, y una cabellera negra, y los pies descalzos; y en la cinta traerá, de modo que se le vean, tres redomillas llenas de agua: la una negra, la otra teñida con azafrán y la otra clara; y en la una mano, una lanza barnizada de negro, y en la otra, un libro; y viene Milvio con él, y, así como entran, se ponen a un lado Leoncio y Morandro.
Marquino ¿Dó dices, Milvio, que está el joven triste?
Milvio En esta sepultura está enterrado. 940
Marquino No yerres el lugar do le pusiste.
Milvio No, que con esta piedra señalado
dejé el lugar adonde el mozo tierno
fue con lágrimas tiernas sepultado.
Marquino ¿De qué murió?
Milvio Murió de mal gobierno:* 945 | de pobre alimentación |
la flaca hambre le acabó la vida,
peste cruel salida del infierno.
Marquino En fin, ¿que dices que ninguna herida
le cortó el hilo del vital aliento,
ni fue cáncer ni llaga su homicida? 950
Esto te digo, porque hace al cuento
de mi saber que esté este cuerpo entero,
organizado todo y en su asiento.* | con sus órganos intactos |
Milvio Habrá tres horas que le di el postrero
reposo, y le entregué a la sepultura, 955
y de hambre murió, como refiero.
Marquino Está muy bien, y es buena coyuntura
la que me ofrecen los propicios signos
para invocar de la región oscura
los feroces espíritus malignos. 960
Presta atentos oídos a mis versos,
fiero Plutón, que en la región oscura,
entre ministros de ánimos perversos,
te cupo de reinar suerte y ventura;
haz, aunque sean de tu gusto adversos, 965
cumplidos mis deseos, y en la dura
ocasión que te invoco no te tardes,
ni a ser más oprimido de mí aguardes.
Quiero que al cuerpo que aquí está enterrado
vuelvas el alma que le daba vida, 970
aunque el fiero Carón* del otro lado | Caronte, personaje encargado de llevar las almas de los muertos en barca al otro lado de la laguna Estigia (Styx) y el río Aqueronte |
la tenga en la ribera denegrida;* | La ribera del otro mundo, es decir, la otra orilla de la laguna Estigia (Styx) |
y, aunque en las tres gargantas del airado
Cerbero* esté penada y escondida, | Cerbero era el perro de 3 cabezas que vigilaba la puerta del infierno |
salga, y torne a la luz del mundo nuestro; 975
que luego tornará al escuro vuestro.
Y, pues ha de salir, salga informada
del fin que ha de tener guerra tan cruda,
y desto no me encubra o calle nada,
ni me deje confuso y con más duda: 980
la plática desta alma desdichada,
de toda ambigüidad libre y desnuda
tiene de ser. ¡Invíala...! ¿Qué esperas?
¿Esperas a que hable con más veras?
¿No revolvéis la piedra, desleales? 985
Decid, ministros falsos, ¿qué os detiene?
¿Cómo no me habéis dado ya señales
de que hacéis lo que digo y me conviene?
¿Buscáis, con deteneros, vuestros males,
o gustáis de que yo al momento ordene 990
de poner en efecto los conjuros
que ablandan vuestros fieros pechos duros?
Ea, pues, vil canalla* mentirosa, | chusma, gentuza (rabble) |
aparejaos a duro sentimiento,
pues sabéis que mi voz es poderosa 995
de doblaros la rabia y el tormento.
Dime, traidor esposo de la esposa que seis meses del año, a su contento, está sin ti, haciéndote cornudo:* |
Plutón era abandonado por Proserpina, diosa de la fecundidad, durante los seis meses de la primavera y el verano. cornudo = cuckold |
¿por qué a mis peticiones estás mudo? 1000
Este hierro, bañado en agua clara
que al suelo no tocó en el mes de mayo,
herirá en esta piedra y hará clara
y patente la fuerza deste ensayo.
Con el agua de la redoma clara baña el hierro de la lanza, y luego hiere en la tabla; y debajo, o suéltense cohetes o hágase el rumor con el barril de piedras.
Ya parece, canalla, que a la clara 1005
dais muestras de que os toma cruel desmayo.
¿Qué rumores son estos? ¡Ea, malvados,
que al fin venís, aunque venís forzados!
Levantad esta piedra, fementidos,
y descubridme el cuerpo que aquí yace. 1010
¿Qué es esto? ¿Qué tardáis? ¿A dó sois idos?
¿Cómo mi mandado al punto no se hace?
¿No os curáis de amenazas, descreídos?
Pues no esperéis que más os amenace:
esta agua negra del Estigio lago 1015
dará a vuestra tardanza presto el pago.
Agua de la fatal negra laguna,
cogida en triste noche, escura y negra,
por el poder que en ti junto se aúna,
a quien otro poder ninguno quiebra, 1020
a la banda diabólica importuna,
y a quien la primer forma de culebra tomó,* conjuro, apremio, pido y mando |
Satanás tomó forma de serpiente para tentar a Eva en el Paraíso |
que venga a obedecerme aquí volando.
Rocía con el agua la sepultura y ábrese.
¡Oh mal logrado mozo!, sal ya fuera 1025
y vuelve a ver el sol claro y sereno;
deja aquella región do no se espera
en ella un día sosegado y bueno.
Dame, pues puedes, relación entera
de lo que has visto en el profundo seno; 1030
digo, de aquello a que mandado eres,
y más, si al caso toca y tú pudieres.
Sale el cuerpo amortajado, con un rostro de máscara descolorido, como de muerto, y va saliendo poco a poco, y, en saliendo, déjase caer en el teatro, sin mover pie ni mano hasta su tiempo.
¿Qué es esto? ¿No respondes? ¿No revives?
¿Otra vez has gustado de la muerte?
Pues yo haré que con tu pena avives 1035
y tengas el hablarme a buena suerte.
Pues eres de los nuestros, no te esquives
de hablarme y responderme: mira, advierte
que si callas, haré que, con tu mengua,
sueltes la atada y encogida lengua. 1040
Rocía el cuerpo con el agua amarilla, y luego le azota con un azote.
Espíritus malignos, ¿no aprovecha?
Pues esperad: saldrá el agua encantada,
que hará mi voluntad tan satisfecha
cuanto es la vuestra pérfida y dañada;
y, aunque esta carne fuera polvos hecha, 1045
siendo con este azote castigada,
cobrará nueva, aunque ligera vida,
del áspero rigor suyo oprimida.
Menéase y estremécese el cuerpo a este punto.
Alma rebelde, vuelve al aposento
que pocas horas ha desocupaste. 1050
Ya vuelves, ya lo muestras, ya te siento;
que, al fin, a tu pesar, en él te entraste.
El cuerpo Cese la furia del rigor violento
tuyo, Marquino; baste, triste, baste
la que yo paso en la región escura, 1055
sin que tú crezcas más mi desventura.
Engáñaste si piensas que recibo
contento de volver a esta penosa,
mísera y corta vida que ahora vivo,
que ya me va faltando presurosa; 1060
antes me causas un dolor esquivo,
pues otra vez la muerte rigurosa
triunfará de mi vida y de mi alma;
mi enemigo tendrá doblada palma.
El cual, con otros del escuro bando, 1065
de los que son sujetos a aguardarte,
está con rabia en torno, aquí esperando
a que acabe, Marquino, de informarte
del lamentable fin, del mal nefando* | nefarious |
que de Numancia puedo asegurarte; 1070
la cual acabará a las mismas manos
de los que son a ella más cercanos.
No llevarán romanos la victoria de la fuerte Numancia, ni ella menos tendrá del enemigo triunfo o gloria, 1075 amigos y enemigos siendo buenos; no entiendas que de paz habrá memoria, que rabia alberga en sus contrarios senos: el amigo cuchillo, el homicida de Numancia será, y será su vida.* 1080 |
Segunda profecía: El muerto anuncia que los romanos no vencerán a los numantinos. Señala que no habrá paz entre los dos pueblos. Indica que la muerte de los numantinos se llevará a cabo por manos amigas. Afirma que esta muerte será también la vida o fama de Numancia. |
Arrójase en la sepultura y dice:
Y quédate, Marquino, que los hados
no me conceden más hablar contigo;
y, aunque mis dichos tengas por trocados,
al fin saldrá verdad lo que te digo.
Marquino ¡Oh tristes signos; signos desdichados! 1085
Si esto ha de suceder del pueblo amigo,
Primero que mirar tal desventura,
mi vida acabe en esta sepultura.
Arrójase Marquino en la sepultura.
Morandro Mira, Leoncio, si ves
por dó yo pueda decir 1090
que no me haya de salir
todo mi gusto al revés.
De toda nuestra ventura
cerrado está ya el camino;
si no, dígalo Marquino, 1095
el muerto y la sepultura.
Leoncio Que todas son ilusiones,
quimeras y fantasías,
agüeros y hechicerías,
diabólicas invenciones. 1100
No muestres que tienes poca
ciencia en creer desconciertos;* | disparates, supersticiones |
que poco cuidan los muertos
de lo que a los vivos toca.
Milvio Nunca Marquino hiciera 1105
desatino tan estraño,
si nuestro futuro daño
como presente no viera.
Avisemos este caso
al pueblo, que está mortal; 1110
mas, para dar nueva tal,
¿quién podrá mover el paso?