Interlocutores:
Cipión.
Jugurta.
Gayo Mario.
Dos Embajadores de Numancia.
Soldados romanos.
Quinto Fabio.
Máximo, hermano de Cipión
Scena I Salen primero Cipión y Jugurta. |
Cipión, nuevo general de las tropas romanas, piensa en su difícil misión. Decide él que es importante que los romanos recuperen su valor combativo y abandonen la comodidad y el comfort del sexo, la comida fina, los lujos, etc. Decide convocar a la tropa para explicarles su intención. |
Cipión Esta difícil y pesada carga,
que el Senado romano me ha encargado,
tanto me aprieta, me fatiga y carga,
que ya sale de quicio* mi cuidado. | desborda mi preocupación |
Guerra de curso tan estraño y larga, 5
y que tantos romanos ha costado,
¿quién no estará suspenso* al acabarla, | admirado, paralizado |
o quién no temerá de renovarla?
Jugurta ¿Quién, Cipión? Quien tiene la ventura
y el valor nunca visto que en ti encierras, 10
pues con ella y con él está sigura
la victoria y el triunfo destas guerras.
Cipión El esfuerzo regido con cordura
allana al suelo las más altas sierras,
y la fuerza feroz de loca mano 15
áspero vuelve lo que está más llano*. | Cipión favorece el ánimo y la razón sobre fuerza bruta |
Mas no hay que reprimir,* a lo que veo, | Cipión quiere controlar el apetito sexual de los soldados romanos |
la furia del ejército presente,
que, olvidado de gloria y de trofeo,
yace embebido en la lascivia ardiente. 20
Esto sólo pretendo, esto deseo:
volver a nuevo trato* a nuestra gente; | nuestro modo de ser |
que, enmendado primero el que es amigo,
sujetaré* más presto al enemigo. | dominaré |
¡Mario!
Sale Gayo Mario.
G. Mario ¿Señor?
Cipión Haz que a noticia venga 25
de todo nuestro ejército, en un punto,* | inmediatamente |
que, sin que estorbo alguno le detenga,
parezca* en este sitio todo junto, | aparezca, se reúna |
porque una breve plática o arenga
les quiero hacer.
G. Mario Harélo en este punto. 30
Cipión Camina, porque es bien que sepan todos
mis nuevas trazas y sus viejos modos.* | hábitos |
Vase Gayo Mario.
Jugurta Séte decir, señor, que no hay soldado
que no te tema juntamente y te ame;
y, porque ese valor tuyo extremado 35
de Antártico a Calisto se derrame,* | de norte a sur |
cada cual con feroz ánimo osado,
cuando la trompa a la ocasión le llame,
piensa de hacer en tu servicio cosas
que pasen* las hazañas fabulosas. 40 | sobrepasen |
Cipión Primero es menester que se refrene
el vicio que entre todos se derrama;
que si éste no se quita, en nada tiene
con ellos que hacer la buena fama.
Si este daño común no se previene, 45
y se deja arraigar su ardiente llama,
el vicio solo puede hacernos guerra
más que los enemigos desta tierra.
Dentro se echa este bando, habiendo primero tocado a recoger el atambor:
Manda nuestro general
que se recojan,* armados, 50 | reúnan |
luego todos los soldados
en la plaza principal;
y que ninguno no quede
de parecer* a esta vista, | de venir |
so pena que de la lista 55
al punto borrado quede.
Jugurta No dudo yo, señor, sino que importa
regir con duro freno la milicia,
y que se dé al soldado rienda corta
cuando él se precipita en la injusticia: 60
la fuerza del ejército se acorta
cuando va sin arrimo de justicia,
aunque más le acompañen a montones
mil pintadas banderas y escuadrones.* | Jugurta afirma que el poder y/o legitimidad de un ejército es menor si no lucha con disciplina y justicia. |
A este punto han de entrar los más Soldados que pudieren, y Gayo Mario, armados a la antigua, sin arcabuces; y Cipión se sube sobre una peñuela que está en el tablado, y, mirando a los soldados, dice:
Cipión En el fiero ademán, en los lozanos 65
marciales aderezos y vistosos,* | llamativos adornos militares |
bien os conozco, amigos, por romanos:
romanos, digo, fuertes y animosos;
mas, en las blancas delicadas manos
y en las teces de rostros tan lustrosos, 70
allá en Bretaña parecéis criados
y de padres flamencos engendrados.
El general descuido vuestro, amigos,
el no mirar por lo que tanto os toca,
levanta los caídos enemigos 75
y vuestro esfuerzo y opinión apoca;
desta ciudad los muros son testigos,
que aún hoy están cual bien fundada roca,
de vuestras perezosas fuerzas vanas,
que sólo el nombre tienen de romanas. 80
¿Paréceos, hijos, que es gentil hazaña
que tiemble del romano nombre el mundo,
y que vosotros solos en España
le aniquiléis y echéis en el profundo?
¿Qué flojedad es esta tan extraña? 85
¿Qué flojedad? Si mal yo no me fundo,
es flojedad nacida de pereza,
enemiga mortal de fortaleza.
La blanda Venus con el duro Marte* | Venus, diosa del amor y Marte, dios de la guerra |
jamás hacen durable ayuntamiento: 90
ella regalos sigue; él sigue el arte
que incita a daños y a furor sangriento.
La cipria diosa estése agora aparte;* | Venus, madre de Cupido |
deje su hijo nuestro alojamiento;
que mal se aloja en las marciales tiendas 95
quien gusta de banquetes y meriendas.
¿Pensáis que sólo atierra* la muralla | derriba |
el ariete* de ferrada punta, | máquina militar antigua |
y que sólo atropella la batalla
la multitud de gente y armas junta? 100
Si el esfuerzo y cordura no se halla,
que todo lo previene y lo barrunta,
poco aprovechan muchos escuadrones,
y menos, infinitas municiones.* | Cipión vuelve a insistir en la superioridad de la razón y la voluntad por sobre los números y los armamentos en el éxito militar. |
Si a militar concierto se reduce* 105 | Si se decide a comportarse militarmente |
cualquier pequeño ejército que sea,
veréis que como sol claro reluce,
y alcanza las victorias que desea;
pero si a flojedad él se conduce,
aunque abreviado el mundo en él se vea, 110
en un momento quedará deshecho
por más reglada mano y fuerte pecho.
Avergüénceos, varones esforzados,
ver que, a nuestro pesar, con arrogancia,
tan pocos españoles, y encerrados, 115
defiendan este nido de Numancia.
Diez y seis años son, y más, pasados,
que mantienen la guerra y la jactancia
de haber vencido con feroces manos
millares de millares de romanos. 120
Vosotros os vencéis; que estáis vencidos
del bajo antojo femenil liviano,* | the base and lascivious lust of women o the base and lascivious womanish lust |
con Venus y con Baco entretenidos,
sin que a las armas extendáis la mano.
Correos* agora, si no estáis corridos, 125 | avergonzaros (correrse = avergonzarse, tener vergüenza) |
de ver que este pequeño pueblo hispano
contra el poder romano se defienda,
y cuando más rendido, más ofenda.
De nuestro campo quiero, en todo caso,
que salgan las infames meretrices;* 130 | prostitutas |
que de ser reducidos a este paso
ellas solas han sido las raíces.
Para beber no quede más de un vaso,
y los lechos, un tiempo ya felices,
llenos de concubinas, se deshagan 135
y de fajina* y en el suelo se hagan. | paja |
No me hüela el soldado a otros olores
que al olor de la pez y de resina*, | brea y resina |
ni por gulosidad de los sabores
traiga aparato alguno de cocina, 140
que el que busca en la guerra estos primores,
muy mal podrá sufrir la coracina;* | coraza o armadura militar |
no quiero otro primor ni otra fragancia,
en tanto que español viva en Numancia.
No os parezca, varones, escabroso* 145 | difícil |
ni duro este mi justo mandamiento:
que, al fin, conoceréis ser provechoso,
cuando aquel consigáis de vuestro intento.
Bien sé se os ha de hacer dificultoso
dar a vuestras costumbres nuevo asiento; 150
mas, si no las mudáis, estará firme
la guerra, que esta afrenta más confirme.
En blandas camas, entre juego y vino,
hállase mal el trabajoso Marte;
otro aparejo* busca, otro camino; 155 | modo de trabajo |
otros brazos levantan su estandarte;
cada cual se fabrica su destino,
no tiene aquí Fortuna alguna parte:
la pereza fortuna baja cría;
la diligencia, imperio y monarquía. 160
Estoy, con todo esto, tan seguro
de que al fin mostraréis que sois romanos,
que tengo en nada el defendido muro
destos rebeldes bárbaros hispanos;
y así, os prometo por mi diestra y juro 165
que si igualáis al ánimo las manos,
que las mías se alarguen en pagaros,
y mi lengua también en alabaros.
Míranse los Soldados unos a otros, y hacen señas a uno de ellos, Gayo Mario, que responda por todos, y así dice:
G. Mario Si con atentos ojos has mirado,
ínclito general, en los semblantes 170
que a tus breves razones han mostrado
los que tienes agora circunstantes,
cual habrás visto sin color, turbado,* | avergonzado |
y cual con ella: indicios bien bastantes
de que el temor y la vergüenza, a una, 175
los aflige, molesta e importuna.
Vergüenza de mirarse reducidos
a términos tan bajos por su culpa;
que, viendo ser por ti reprehendidos,
no saben a su falta hallar disculpa; 180
temor de tantos yerros cometidos,
y la torpe pereza, que los culpa,
los tiene de tal modo, que se holgaran
antes morir que en esto se hallaran.
Pero el lugar y tiempo que les queda 185
para mostrar alguna recompensa,* | compensación |
es causa que con menos fuerza pueda
fatigar el rigor de tal ofensa:
de hoy más, con presta voluntad y leda,* | alegre |
el más mínimo de estos cuida y piensa 190
de ofrecer sin revés a tu servicio
la hacienda, vida y honra en sacrificio.
Admite, pues, de sus intentos sanos
el justo ofrecimiento, señor mío,
y considera, al fin, que son romanos, 195
en quien nunca faltó del todo el brío.
Vosotros, levantad las diestras manos
en señas que aprobáis el voto mío.
Sold. 1º Todo lo que aquí has dicho confirmamos.
Sold. 2º Y lo juramos [todos].
Todos Sí juramos. 200
Cipión Pues, arrimada a tal ofrecimiento,
crecerá desde hoy más mi confianza,
creciendo en vuestros pechos ardimiento* | valor |
y del viejo vivir nueva mudanza.
Vuestras promesas no se lleve el viento; 205
hacedlas verdaderas con la lanza,
que las mías saldrán tan verdaderas,
cuanto fuere el valor de vuestras veras*. | vuestros testimonios o juramentos |
Soldado. Dos numantinos con seguro vienen
a darte, Cipión, una embajada*. 210 | misión diplomática |
Cipión ¿Por qué no llegan ya? ¿En qué se detienen?
Soldado Esperan que licencia les sea dada.
Cipión Si son Embajadores, ya la tienen.
Soldado Embajadores son.
Cipión Dales entrada;
que, aunque descubra cierto o falso pecho* 215 | intención, corazón |
el enemigo, siempre es de provecho.
Jamás la falsedad vino cubierta
tanto con la verdad, que no mostrase
algún pequeño indicio, alguna puerta
por donde su maldad se investigase; 220
oír al enemigo es cosa cierta
que siempre aprovechó antes que dañase,
y en las cosas de guerra, la experiencia
muestra que lo que digo es cierta ciencia.
Entran dos Embajadores numantinos: primero y segundo. Los dos embajadores de Numancia le explican a Cipión la razón por la que se inició la guerra contra Roma. Conociendo la fama de Cipión, le ofrecen iniciar conversaciones de paz.
Primero Si nos das, buen señor, grata licencia 225
de decir la embajada que traemos,
do estamos, o ante sola tu presencia,
todo a lo que venimos te diremos.
Cipión Decid, que adondequiera doy audiencia*. | entrevista |
Primero Pues con ese seguro* que tenemos 230 | seguridad |
de tu real grandeza concedido,
daré principio a lo que soy venido.
Numancia, de quien yo soy ciudadano,
ínclito* general, a ti me envía, | excelente |
como al más fuerte capitán romano 235
que ha cubierto la noche o visto el día,
a pedirte, señor, la amiga mano,
en señal de que cesa la porfía
tan trabada* y cruel de tantos años, | estrecha |
que ha causado sus propios y tus daños*. 240 | su propio daño y el tuyo |
Dice que nunca de la ley y fueros
del romano Senado se apartara,
si el insufrible mando y desafueros
de un cónsul y otro no la fatigara:
ellos, con duros estatutos fieros 245
y con su estrecha* condición avara, | estricta |
pusieron tan gran yugo* a nuestros cuellos, | yoke |
que forzados salimos dél y de ellos;
y, en todo el largo tiempo que ha durado
entre ambas partes la contienda,* es cierto 250 | lucha |
que ningún general hemos hallado
con quien poder tratar de algún concierto.
Empero agora, que ha querido el hado* | destino |
reducir* nuestra nave a tan buen puerto, | llevar |
las velas de la guerra recogemos, 255
y a cualquiera partido* nos ponemos. | acuerdo |
Y no imagines que temor nos lleva
a pedirte las paces con instancia,
pues la larga experiencia ha dado prueba
del poder valeroso de Numancia. 260
Tu virtud y valor es quien nos ceba,* | inspira |
y nos declara que será ganancia
mayor de cuantas desear podremos,
si por señor y amigo te tenemos.
A esto ha sido la venida nuestra: 265
respóndenos, señor, lo que te place.
Cipión Tarde de arrepentidos dais la muestra;
poco vuestra amistad me satisface.
De nuevo ejercitad la fuerte diestra,
que quiero ver lo que la mía hace, 270
ya que ha puesto en ella la ventura
la gloria mía y vuestra desventura.
A desvergüenza de tan largos años,
es poca recompensa pedir paces:
seguid la guerra, renovad los daños, 275
salgan de nuevo las valientes haces.* | tropas |
Emb. Seg. La falsa confianza mil engaños
consigo trae; advierte lo que haces,
señor, que esa arrogancia que nos muestras
renovará el valor en nuestras diestras. 280
Y, pues niegas la paz que con buen celo
te ha sido por nosotros demandada,
de hoy más la causa nuestra con el cielo
quedará por mejor calificada;
y, antes que pises de Numancia el suelo, 285
probarás dó se extiende la indignada
furia de aquel que, siéndote enemigo,
quiere serte vasallo y fiel amigo.
Cipión ¿Tenéis más que decir?
Primero No; más tenemos
que hacer, pues tú, señor, ansí lo quieres, 290
sin querer la amistad que te ofrecemos,
correspondiendo mal a ser quien eres.
Pero entonces verás lo que podemos,
cuando nos muestres tú lo que pudieres;
que es una cosa razonar de paces, 295
y otra romper por las armadas haces.
Cipión Verdad dices; y ansí, para mostraros
si sé tratar en paz y obrar en guerra,
no quiero por amigos aceptaros,
ni lo seré jamás de vuestra tierra. 300
Y, con esto, podéis luego tornaros.
Segundo ¿Que en esto tu querer, señor, se encierra?* | ¿Que a esto se limita, señor, tu voluntad? |
Cipión Ya he dicho que sí.
Segundo Pues, ¡sus, al hecho,
que guerras ama el numantino pecho!
Sálense los Embajadores, y Quinto Fabio, hermano de Cipión, dice:
[Q. Fabio] El descuido pasado nuestro ha sido 305
el que os hace hablar de aquesa suerte,
mas ya ha llegado el tiempo, ya es venido,
do veréis nuestra gloria y vuestra muerte.
Cipión El vano blasonar* no es admitido | presumir, alardear |
de pecho valeroso, honrado y fuerte: 310
templa* las amenazas, Fabio, y calla, | calma |
y tu valor descubre en la batalla.
Aunque yo pienso hacer que el numantino
nunca a las manos con nosotros venga,
buscando de vencerle tal camino, 315
que más a mi provecho le convenga;
yo haré que abaje el brío y pierda el tino,* | control |
y que en sí mesmo su furor detenga:
pienso de un hondo foso* rodeallos, | moat |
y por hambre insufrible subjetallos. 320
No quiero ya que sangre de romanos
colore más el suelo desta tierra:
basta la que han vertido estos hispanos
en tan larga, reñida y cruda guerra;
ejercítense agora vuestras manos 325
en romper y cavar la dura tierra,
y cúbranse de polvo los amigos
que no lo están de sangre de enemigos.
No quede de este oficio reservado
ninguno que le tenga preminente: 330
trabaje el decurión* como el soldado, | oficial del ejército |
y no se muestre en esto diferente.
Yo mismo tomaré el hierro pesado,
y romperé la tierra fácilmente.
Haced todos cual yo, y veréis que hago 335
tal obra con que a todos satisfago.
Q. Fabio Valeroso señor y hermano mío,
bien nos muestras en esto tu cordura,
pues fuera conocido desvarío
y temeraria muestra de locura 340
pelear contra el loco airado brío
destos desesperados* sin ventura. | locos, suicidas |
Mejor será encerrallos, como dices,
y quitarles al brío las raíces.
Bien puede la ciudad toda cercarse, 345
si no es la parte por do el río la baña.
Cipión Vamos, y venga luego a efectuarse
esta mi nueva poco usada hazaña;* | mi nuevo y poco común plan |
y si en nuestro favor quiere mostrarse
el cielo, quedará subjeta España 350
al Senado romano, solamente
con vencer la soberbia de esta gente.
[Vanse]
Scena II
Sale una doncella coronada con unas torres y trae un castillo en la mano, la cual significa España, y dice:
Sale una doncella coronada con unas torres y trae un castillo en la mano, la cual significa España, y dice: España, personaje alegórico, se queja de su triste destino pues siempre ha estado sometida al poder de extranjeros.
España ¡Alto, sereno y espacioso cielo,
que con tus influencias enriqueces
la parte que es mayor deste mi suelo, 355
y sobre muchos otros le engrandeces,
muévate a compasión mi amargo duelo;* | dolor |
y, pues al afligido favoreces,
favoréceme a mí en ansia tamaña,* | en tan gran pena |
que soy la sola desdichada España! 360
Bástete ya que un tiempo me tuviste
todos mis flacos miembros abrasados,
y al sol por mis entrañas descubriste
el reino escuro de los condenados.
A mil tiranos, mil riquezas diste; 365
a fenices* y griegos entregados | fenicios (phoenicians) |
mis reinos fueron, porque tú has querido,
o porque mi maldad lo ha merecido.
¿Será posible que contino sea
esclava de naciones estranjeras, 370
y que un pequeño tiempo yo no vea
de libertad tendidas mis banderas?
Con justísimo título se emplea
en mí el rigor de tantas penas fieras,
pues mis famosos hijos y valientes 375
andan entre sí mesmos diferentes.
Jamás en su provecho concertaron
los divididos ánimos briosos;
antes, entonces más los apartaron
cuando se vieron más menesterosos; 380
y ansí, con sus discordias convidaron
los bárbaros de pechos codiciosos
a venir y entregarse en mis riquezas,
usando en mí y en ellos mil cruezas.* | crueldades |
Sola Numancia es la que sola ha sido 385
quien la luciente espada sacó fuera,
y a costa de su sangre ha mantenido
la amada libertad suya primera.
Mas, ¡ay!, que veo el término cumplido,
y llegada la hora postrimera,* 390 | final, última |
do acabará su vida y no su fama,
cual Fénix renovándose en la llama.
Estos tan muchos temidos romanos
que buscan de vencer cien mil caminos,
rehuyen de venir más a las manos 395
con los pocos valientes numantinos.
¡Oh, si saliesen sus intentos vanos,
y fuesen sus quimeras desatinos,
y esta pequeña tierra de Numancia
sacase de su pérdida ganancia! 400
Mas, ¡ay!, que el enemigo la ha cercado,
no sólo con las armas contrapuestas
al flaco muro suyo, mas ha obrado
con diligencia estraña y manos prestas,
que un foso, por la margen trincheado,* 405 | cortado, cavado |
rodea la ciudad por llano y cuestas;
sola la parte por do el río se extiende
de este ardid* nunca visto se defiende. | truco, treta |
Ansí, están encogidos y encerrados
los tristes numantinos en sus muros: 410
ni ellos pueden salir, ni ser entrados,
y están de los asaltos bien seguros;
pero, en sólo mirar que están privados
de ejercitar sus fuertes brazos duros,
con horrendos acentos y feroces 415
la guerra piden, o la muerte a voces.
Y, pues sola la parte por do corre
y toca a la ciudad el ancho Duero,
es aquella que ayuda y que socorre
en algo al numantino prisionero, 420
antes que alguna máquina o gran torre
en sus aguas se funde, rogar quiero
al caudaloso conocido río,
en lo que puede ayude el pueblo mío.
Duero gentil, que con torcidas vueltas 425
humedeces gran parte de mi seno,
ansí en tus aguas siempre veas envueltas
arenas de oro, cual el Tajo ameno,* | Legendariamente se decía que la arenas del río Tajo (Tagus) eran de oro. |
y ansí las ninfas* fugitivas sueltas, | nymphs hermosas criaturas mitológicas que vivían en los ríos |
de que está el verde prado y bosque lleno, 430
vengan humildes a tus aguas claras,
y en prestarte favor no sean avaras,
que prestes a mis ásperos lamentos
atento oído, o que a escucharlos vengas;
y, aunque dejes un rato tus contentos, 435
suplícote que en nada te detengas.
Si tú con tus continos crecimientos,
destos fieros romanos no me vengas,
cerrado veo ya cualquier camino
a la salud del pueblo numantino. 440
Sale el río Duero, con otros muchachos vestidos de río como él, que son tres riachuelos que entran en Duero. El río Duero, personaje alegórico, consuela a España y le profetiza un futuro glorioso en el que su imperio y sus ejércitos controlarán el mundo.
Duero Madre y querida España, rato había
que hirieron mis oídos tus querellas;* | quejas |
y si en salir acá me detenía,
fue por no poder dar remedio a ellas.
El fatal, miserable y triste día, 445
según el disponer de las estrellas,
se llega de Numancia, y cierto temo
que no hay dar medio a su dolor extremo.
Con Orvión, Minuesa y también Tera,* | ríos tributarios del Duero |
cuyas aguas las mías acrecientan, 450
he llenado mi seno en tal manera,
que los usados márgenes revientan;
mas, sin temor de mi veloz carrera,
cual si fuera un arroyo, veo que intentan
de hacer lo que tú, España, nunca veas: 455
sobre mis aguas, torres y trincheas.* | trincheras |
Mas, ya que el revolver del duro hado
tenga el último fin estatuido
deste tu pueblo numantino amado,
pues a términos tales ha venido, 460
un consuelo le queda en este estado:
que no podrán las sombras del olvido
oscurecer el sol de sus hazañas,
en toda edad tenidas por estrañas.
Y, puesto que el feroz romano tiende 465
el paso agora por tu fértil suelo,
y que te oprime aquí, y allí te ofende,
con arrogante y ambicioso celo,
tiempo vendrá, según que ansí lo entiende
el saber que a Proteo* ha dado el cielo, 470 | Neptuno le dio a Proteo la facultad de adivinar el futuro |
que esos romanos sean oprimidos
por los que agora tienen abatidos.
De remotas naciones venir veo
gentes que habitarán tu dulce seno,
después que, como quiere tu deseo, 475
habrán a los romanos puesto freno;
godos* serán, que, con vistoso arreo, | los visigodos |
dejando de su fama al mundo lleno,
vendrán a recogerse en tus entrañas,
dando de nuevo vida a sus hazañas. 480
Estas injurias vengará la mano
del fiero Atila* en tiempos venideros, | Rey de los hunos que venció a los emperadores de oriente y occidente |
poniendo al pueblo tan feroz romano
sujeto a obedecer todos sus fueros;
y, portillos abriendo en Vaticano, 485
tus bravos hijos y otros estranjeros
harán que para huir vuelva la planta
el gran Piloto de la nave santa.* | el Papa: alusión al saqueo de Roma por las tropas de Carlos V en 1527 |
Y también vendrá tiempo en que se mire
estar blandiendo el español cuchillo 490
sobre el cuello romano, y que respire
sólo por la bondad de su caudillo.
El grande Albano* hará que se retire | En 1556 el ejército español al mando del Duque de Alba invadió los estados del Papa y estuvo a las puertas de Roma amenzando con apoderarse de la ciudad |
el español ejército, sencillo,
no de valor sino de poca gente, 495
que iguala al mayor número en valiente.
Y cuando fuere ya más conocido
el propio Hacedor de tierra y cielo,* | Dios |
aquél que ha de quedar estatuido
por visorrey de Dios en todo el suelo, 500
a tus reyes dará tal apellido,
cual viere que más cuadra con su celo:
católicos serán llamados todos,
sujeción e insignia de los godos.* | Los reyes españoles recibirán el título de Reyes Católicos y serán la digna sucesión de los antiguos reyes visigodos. |
Pero el que más levantará la mano 505
en honra tuya y general contento,
haciendo que el valor del nombre hispano
tenga entre todos el mejor asiento,
un rey será, de cuyo intento sano
grandes cosas me muestra el pensamiento: 510
será llamado, siendo suyo el mundo,
el Segundo Filipo, sin segundo.* | el inigualable Felipe II |
Debajo deste imperio tan dichoso,
serán a una corona reducidos,
por bien universal y tu reposo, 515
tus reinos hasta entonces divididos;
el jirón lusitano tan famoso,* | Portugal |
que un tiempo se cortó de los vestidos
de la ilustre Castilla, ha de zurcirse
de nuevo y a su estado antiguo unirse. 520
¡Qué envidia y qué temor, España amada,
te tendrán las naciones estranjeras,
en quién tu teñirás tu aguda espada
y tenderás, triunfando, tus banderas!
Sírvate esto de alivio en la pesada 525
ocasión por quien lloras tan de veras,
pues no puede faltar lo que ordenado
ya tiene de Numancia el duro hado.
España Tus razones alivio han dado en parte,
famoso Duero, a las pasiones mías, 530
sólo porque imagino que no hay parte
de engaño alguno en estas profecías.
Duero Bien puedes de eso, España, asegurarte,
puesto que tarden tan dichosos días.
Y adiós, porque me esperan ya mis ninfas. 535
España ¡El cielo aumente tus sabrosas linfas!* | aguas |