LOS MORISCOS

Una vez conquistada la ciudad de Granada el 2 de Enero de 1.492, la población sometida de absoluta mayoría musulmana, verá pronto como las capitulaciones firmadas en aquellas ciudades que pactaron su entrega, dejarán pronto de ser cumplidas. Las capitulaciones, verdaderos contratos entre vencedores y vencidos permitían la cultura andalusí y la religión musulmana a cambio de tributos y sumisión, muy pronto el arzobispo de Granada Fray Hernando de Talavera inicia una política para atraer a los musulmanes al cristianismo de forma paulatina, pero con la llegada del cardenal Cisneros en 1499 se fuerza la conversión al cristianismo de los mudéjares granadinos y esto provoca la revuelta del Albaicín que es rápidamente sofocada, aunque sus consecuencias serán drásticas: Se aceleran las conversiones en la capital, se producen levantamientos en las sierras de Almería, Ronda, Ajarquía y Alpujarras, y una vez sometidos se suspenden las capitulaciones en 1502, y se les impone la conversión o la expulsión, por lo que la mayoría de los mudéjares optan por convertirse al cristianismo para poder permanecer en su país mientras otros optan por escapar al norte de Africa, esta conversión falsa o disimulación llamada taqiya, es admitida por la tradición islámica y así subsisten hasta la rebelión general o Guerra de las Alpujarras en 1568, provocada por diversas causas entre las que figuraron las pragmáticas contra los moriscos de Carlos V y Felipe II. A continuación se reproducen algunas interesantes narraciones relacionadas con los moriscos en el reino de Granada.

Bautizo de los musulmanes, y el nombre de pila según un dominico sevillano:

"Sabida por los Reyes Católicos la muerte de don Alonso de Aguilar, mandaron juntar los grandes y prelados de su corte, y como votase el conde de Tendilla diciendo que se debían meter a cuchillo los moros que se habían rebelado, el Rey respondió: "Cuando vuestro caballo hace alguna desgracia no echais mano de la espada para matarle, antes le dais una palmada en las ancas, y le echais la capa sobre los ojos; pues mi voto y el de la Reina es que estos moros se bauticen, y si ellos no fuesen cristianos lo serán sus hijos o sus nietos". Así se hizo, que los bautizaron a todos y poníanse a los hombres Fernando y a las mujeres Isabel, por los Reyes, y tal moro hubo que pidiéndole como quería llamarse, dijo que Isabel, y porfiaba mucho en ello hasta que le desengañaron diciéndole que era nombre de mujer; otros, para decir que se querían llamar Pedros traían una piedra en la capilla".

Descripción de los moriscos por el embajador veneciano durante su viaje por España en 1524-1526. Moriscos

Los moriscos hablan su antigua y nativa lengua, y son muy pocos los que quieren aprender el castellano; son cristianos medio por fuerza y están poco instruidos en las cosas de la fe, pues se ponen en esto tan poca diligencia, porque es mas provechoso a los clérigos que estén así y no de otra manera; por esto, en secreto, ó son tan moros como antes, ó no tienen ninguna fe; son además muy enemigos de los españoles, de los cuales no son en verdad muy bien tratados. Todas las mujeres visten a la morisca, que es un traje muy fantástico: llevan la camisa que apenas les cubre el ombligo, y sus zaragüelles, que son unas bragas atacadas, de tela pintada, en las que basta que entre un poco la camisa, las calzas que se ponen en encima de las bragas, sean de tela ó de paño, son tan plegadas y hechas de tal suerte que las piernas parecen extraordinariamente gruesas; en los pies no usan pantuflas, sino escarpines pequeños y ajustados; pónense sobre la camisa un jubon pequeño con las mangas ajustadas, que parece una casaca morisca, los más de dos colores; y se cubren con un paño blanco que llega hasta los pies... También tienen todos los cabellos negros y se los pintan con una tintura que no tiene muy buen color. Todas se quiebran los pechos y por esto les crecen mucho y les cuelgan, y esto lo reputan y tienen por bello; se tiñen las uñas con alcohol, que es de color rojo; llevan en la cabeza un tocado redondo, que cuando se ponen el manto encima toma éste su forma; así los hombres como las mujeres acostumbran bañarse, pero las mujeres especialmente.

Por último, una anecdótica narración que reflejaba el temor de un cristiano viejo a ser confundido con un converso ya que iba a ser "descapullado". (Archivo de Protocolos de Granada 1-3.3 Escrib. de Cristóbal del Barrio).

En la muy noble nombrada cibdad de Granada, a veynte e quatro días del mes de noviembre año del nacimiento de nuestra salvador jesucristo de mill e quinientos a quarenta e cinco años en presencia de mi el escrivano e testigos de yuso escritos parecio alonso vazquez de acuña vecino desta cibdad hijo del jurado pedro de morales difunto que dios aya vecino que fue desta cibdad y me pidio y requirio le diese por testimonio en manera que haga fe como estando el enfermo en la cama malo de su miembro tuvo necesidad de curarse antes que mas peligro de su cuerpo rrecibiese y luego este mismo dia yo el presente escribano doy fe como vino a curar al dicho alonso vazquez antonio martinez zurujano vecino desta dicha cibdad el qual la a curado a ocho dias a e yo el presente escrivano doy fe como le vi hazer la primera cura al dicho antonio martinez abra ocho dias por donde convino de cortalle el capullo del dicho miembro por la cancar que en el se metia e luego este dicho dia el dicho antonio martinez zurujano corto al dicho alonso vazquez de acuña el dicho capullo de su myembro con una navaja y rrestaño la sangre con un cauteryo de fuego en presencia de my el dicho escrivano e de los testigos yuso escritos de la qual ansi doy fe como en mi presencia se hizo la dicha cura syendo presentes por testigos pedro de bilches y bernal davya vezinos desta dicha cibdad y doy fe como conozco ver el enfermo el dicho alfonso vazquez de acuña.


BIBLIOGRAFIA:
CORTES PEÑA, Antonio Luis, "El problema morisco". Historia 16. Nº 190, Ed. Información y Revistas S.A. Madrid, Febrero de 1992.
ALCOBENDAS, M., "Málaga". Ed. Anel, S.A., Granada 1984.


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