El Silencio de las Sirenas


Maureen Tobin Stanley

Una Visión Alterna Ante La Dicotomía Mítica:
La Hibridación De Penélope y Las Sirenas en El Silencio de Las Sirenas de García Morales

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      García Morales, en su novela El silencio de las sirenas, retoma los hilos intertextuales de La Odisea de Homero y el cuento "El silencio de las sirenas" de Kafka con el fin de proporcionar una visión femenina ante el discurso dominante. Elsa, la protagonista de la novela, es un cruce híbrido entre una sirena -une belle dame sans merci- y Penélope- el ideal de la paciencia y la fidelidad conyugal. El texto de Garcíaa Morales, visto en yuxtaposición con el de Homero y el de Kafka, pone en tela de juicio la percepción dicotómica de la mujer según el falogocentrismo y arroja luz sobre la experiencia y la óptica femeninas

      El presente trabajo es un estudio de la subversión y la refundición de dos figuras míticas -Penélope y las sirenas- que lleva a cabo García Morales por medio de Elsa, poniendo en voz de mujer la contraépica de estas dos figuras secundarias para romper con la dicotomía Ave-Eva. Modificando el término "contrasaga" de C.B. Cadenas, nos valemos del concepto de la contraépica. Cabe decir que la trayectoria de las hazañas del héroe Ulises constituyen una epopeya, La Odisea; pero la contraparte suplementaria consta de la historia de Penélope y de las sirenas contada por sí mismas. La contraépica no se trata de la proeza heroica, sino de la prosaica tenacidad necesaria para vivir y sobrevivir a diario.

      Los críticos Biruté Ciplijauskaité, Carmela Ferradáns, Yvonne Jehenson, Mercedes Mazquiarán de Rodríguez y Elizabeth Ordóñez denominan la intertextualidad en El silencio de las sirenas un ejemplo de la subversión con fines feministas ya que la autora "invierte cánones y patrones de la tradición literaria" (Ferradáns 477). Si bien se mira, García Morales realiza este proyecto feminista al proporcionar una visi_n alterna al logocentrismo y a la tradición oral. Ciplijauskaité observa que en El silencio de las sirenas el amor sirve de aliciente de la creación literaria; o sea que la intertextualidad (de las cartas de amor entre otros géneros) da pie al comentario sobre la autoría y "la verdadera obra de arte, la palabra escrita" (169-70). El paso de la oralidad a la lógica tras la palabra escrita es la clave feminista de esta novela.

      Walter Ong, en Orality and Literacy, analiza la dinámica entre la oralidad y la palabra escrita. La tradición oral refleja una cosmovisión que etiqueta los elementos del mundo circundante. Por otra parte, a diferencia de la lógica oral, el razonamiento de una cultura literaria se rige por las abstracciones y el analisis (5-10). Claro, La Odisea era una obra oral que probablemente se compuso de memoria y se difundía oralmente. El poeta oral, con su repertorio de epítetos, improvisaba cada actuación y, a su vez, se aferraba a una estructura rígida de patrones, fórmulas y antítesis (Ong 19-20). Concurrente con el razonamiento oral, G.S. Kirk afirma que el mundo de la mitología -y, claro, el de La Odisea- se divide binariamente: palacio/ campo, hombre/ mujer, humano/ divino o humano/ monstruoso (ix). La feminista francesa Hélène Cixous denomina esta cosmovisión falogocéntrica. Asevera la crítica que el falogocentrismo consiste en una jerarquía de oposiciones binarias y que "l¹ecriture feminine" combate esta óptica con el fin de proporcionar una perspectiva alterna. El feminismo literario pretende abolir las jerarquías de oposición tanto en la cuestión ideológica como en las relaciones entre los sexos (91). Cabe decir entonces que la refundición mítica de Garcíaa Morales sirve para dar voz a las figuras femeninas antiguamente silenciadas. Paul Ilie afirma que el ser humano -y el/ la escritor/a, en particular- crea su propia verdad, haciéndose un mitoclasta que encara y destroza la versión impuesta de la realidad (254).

      Al retomar los hilos intertextuales de La Odisea -o sea, de la tradición oral- y del relato de Kafka -la tradición escrita- para crear una Penélope-sirena híbrida, García Morales desmiente la posibilidad de encasillar a estas figuras bajo una rúbrica logocéntrica. Ya que es una obra complejamente literaria, aferrándose a la lógica abstracta y analítica que señaló Ong, El silencio de las sirenas exige que el/ la lector/a analice quién es Elsa. El texto oral de Homero era una obra cantada. De ahí, la estructura imprescindible de las oposiciones binarias, una perspectiva unidimensional y el enfoque en una figura central con algunos personajes secundarios, pues en la tradición oral no entra el pensamiento abstracto.

      Currie Thompson en su artículo "Adelaida García Morales' Revision of the Feminine 'Seescape'" no analiza las alusiones auditivas de la novela, sino las visuales. Partiendo de la observación de Thompson, la intertextualidad entre el El silencio de las sirenas, La Odisea y el relato de Kafka cambia el foco sensorial del oído (la oralidad) a la vista (la palabra escrita). En la épica, Ulises tapa con cera los oídos de los marineros, se ata al mástil y escucha el canto de las sirenas. En cambio, en "El silencio de las sirenas" de Kafka, modificando la escena original, Ulises mismo se tapa los oídos y se ata al mástil. Sin embargo, escribe Kafka, "such things were of no help whatever. The song of the Sirens could pierce through everthing...But Ulysses...trusted absolutely to his handful of wax" (431). O sea, Ulises se mentalizó para que no le afectara la melodía seductora. En efecto, no se inmuta ninguno de los tres: ni el Ulises homérico, ni el kafkiano, ni Agustín, el de García Morales. La ironía que imbuye Kafka al cuento es que las sirenas no cantan, sino que quedan alucinadas por los ojos resplandecientes del héroe. No obstante, Ulises no se entera.

      Las sirenas kafkianas, a diferencia de las de Homero, quedan hechizadas por Ulises y no al revés. Por vez primera en la literatura occidental, observa Piero Boitani, escuchamos el punto de vista de las sirenas (185). García Morales retoma el hilo innovador de Kafka para presentar la historia entera de Elsa, la sirena híbrida que quedó hechizada por Agustín. Esta nueva sirena recoge los rasgos de distinción de Penélope- la paciencia y la fidelidad- para nutrir su obsesión. Como observa Coro Malaxecheverría, la sirena está conectada con la muerte, pero Elsa -que evidencia la tenacidad de Penélope- cultiva su amor implacable hasta la muerte.

      Elsa, aunque ponía música para dar vida a su ensoñación amorosa, es la única sirena de las tres obras que no se destaca por su canto sino por su escritura, a saber: sus cartas de amor, su cuaderno que sirve de diario, y la copia en su propia letra del cuento de Kafka. Aquí vemos el cambio de foco sensorial en la obra de García Morales. La posibilidad de taparse los oídos Ulises equivale a una sordera temporal ante el canto seductor. Pero en la novela, Agustín se niega a leer más cartas de Elsa. Si bien se mira, la sordera de Ulises, intertextualmente transformada, llega a ser la ceguera de Agustín, un hecho que reafirma la importancia de la palabra escrita.

      Ya que hemos visto la importancia de la escritura, y la lógica alternativa al logocentrismo que abarca, miremos la "desdicotomización" que realiza la autora al fusionar la figura de Penélope con la de las sirenas. Nancy Felson-Rubin en Regarding Penelope asemeja las dos figuras dicotómicas. Señala que los pretendientes de la esposa de Ulises mal interpretan el poder femenino: tildando a Penélope de "a powerful menace, a siren, so to speak, who threatens their survival" (109), "an ensnarer, an entrapper, a siren who mysteriously lures them to their disastrous end" (123). Claro, esta percepción constituye un desplazamiento de culpabilidad, pues el que mató a los pretendientes para reivindicar su honor era Ulises. Sucede algo semejante con las sirenas cuya leyenda, si bien se mira, pone de manifiesto los temores de los marineros. En vez de asentir al sinsentido de la posibilidad de una muerte marítima, se creó una entidad monstruosa, seductora y fatídica que daba muerte a los marineros. En tanto el caso de Penélope como el de las sirenas, se evidencia el falogocentrismo que divide toda experiencia en oposiciones binarias con el fin de dar sentido a la vida.

      Miremos otro aspecto que tienen en común Elsa y Penélope. En su mundo, Penélope aguarda la realización de su deseo: la presencia de Ulises (Boitani 174). Se mantiene fiel paciente e indefinidamente. Como modelo conyugal, no pierde la fe en el retorno de su marido. Cabe decir que la esperanza se nutre del deseo y de la imaginiación teleológica. Mientras tanto, Penélope rechaza a los pretendientes que pertenecen a la realidad circundante. De modo semejante, Elsa se nutre del deseo de que Agustín la quiera, negándose a aceptar la verdad banal de que ella no existe para el objeto de su deseo.

      Debido al hecho de que son patentes, sólo nos detendremos brevemente en dilucidar los paralelismos entre Elsa y una sirena. García Morales se sirve de las alusiones a las sirenas para describir a Elsa a lo largo de la novela. A este respecto narra María: "no comprendía que Agustín Valdés no estuviera ya fascinado, que las cartas, la voz, el amor de Elsa, no hubieran sido para él como un canto de sirena en cuyo hechizo ya tenía que haber sucumbido. Por el contrario a Elsa ni siquiera le había prestado atención. Se había tapado los oídos con cera, igual que Ulises" (García Morales). Además, Malaxecheverría analiza de cerca la trayectoria de la imagen de la sirena en las artes plásticas y la literatura a lo largo de los años. De ahí, tres atributos que constituyen la esencia de cada sirena: "a) la seducción, b) la destrucción que deriva del poder de seducción y c) una sexualidad inexistente, o al menos frustrada" (47). Malaxecheverría aplica sus hallazgos a El silencio de las sirenas para concluir que Elsa es una sirena moderna.

      Ahora bien, Elsa, al recoger rasgos tanto de Penélope como de las sirenas, desmiente la posibilidad de la lógica binaria de que consta el falogocentrismo. La protagonista no es ni buena, ni mala, ni santa, ni verdaderamente seductora, sino que es un personaje complejo y esférico que no encaja bajo ninguna etiqueta prefabricada. García Morales palia el aspecto seductor tanto como denuncia la paciencia y la espera.

      La hibridación de Penélope y las sirenas subvierte la realidad binaria y absoluta, remplazándola con una visión multidimensional igual que la narración polivocal que consta de la yuxtaposición de los sueños, las cartas y los diarios primopersonales de Elsa, lo narrado en tercera persona por María (Jehenson 213) "y la percepción de realidad por Matilde y las otras mujeres del pueblo (mundo de la superstición)" (Ciplijauskaité 170). Se evidencia una multidimensionalidad tanto de ópticas como de voces que presentan una faceta de la "realidad" y, a su vez, imposibilitan una realidad absoluta. La polivocalidad que vemos en El silencio de las sirenas resulta ser una colección de voces suplementarias. De modo semejante, la refundición de Penélope y de las sirenas en la figura de Elsa constituye una versión suplementaria al mito original ya que la epopeya se centra en la hazañas de Ulises, ignorando por completo la reacción verosímil de Penélope ante su ausencia y pasando por alto los motivos de la sexualidad fatídica de las sirenas.

      En el caso de Elsa, García Morales invierte la sexualidad destructora que da muerte a sus víctimas. El amor, o la obsesión, por Agustín Valdés parecía ser superior a Elsa. Después de un sahumerio (una ceremonia que se supone cura el mal de ojo), varias sesiones de hipnosis con María y un sinfín de cartas que no lograron curarla, la protagonista se apoderó de su futuro de modo alternativo. María, preocupada por la desaparición de su amiga, condujo hasta la cumbre de la montaña en busca de la nueva sirena. Narra María: "descubrí su figura, su cabello oscuro, su rostro casi cristalizado. Estaba rígida, inmóvil, adherida a la tierra y formando parte de la montañana" (García Morales 167). Elsa dejó para su amiga, a modo de testimonio de su amor, una colección de objetos entre los cuales figuraba una carta dirigida a Agustín Valdés. Le mandaba el relato de Kafka "El silencio de las sirenas" copiado en su propia letra y, como presagio, había subrayado unos renglones: "'Ulises, que no pensaba sino en cera y cadenas' 'de haber tenido conciencia, las sirenas habrían sido destruidas aquel día'" (García Morales 167).

       Según Annis Pratt, en la narrativa femenina que se vale del arquetipo "mundo verde", la protagonista, a punto de ser conquistada por la sociedad, se transforma en algo inhumano (17). La descripción final, encapsula la convergencia de Elsa con la naturaleza o, podríamos decir, su conversión a la naturaleza. La joven enamorada llega a ser parte de la belleza frígida y espectacular de las montañas. Asevera Pratt que "The natural universe as a whole is 'her kingdom.' Taking possession of nature, she possesses herself" (17). Al converger con la naturaleza, Elsa subvierte el arquetipo masculino de la sirena devoradora de hombres. Continúa Pratt: "Embodying the natural cycles of fertility and draught, this masculine archetype seems to be a direct inversion of the creative and destructive feminine, the 'Belle Dame Sans Merci,'" (24).

       Al hacer de Elsa un cruce híbrido entre Penélope y una sirena, García Morales desconstruye el concepto misógino de la sirena que arrebata y aniquila a los hombres, ya que Elsa ni le atrae en lo más mínimo a Agustín ni le destruye. Agustín no se altera ante la seducción de su sirena. Es a través del suicidio de Elsa -una forma de apoderarse de sí misma- que la autora cuenta la historia de una sirena-híbrida desde una perspectiva innovadora. La refundición mítica palia el deseo de seducir, desmitifica el amor y denuncia la espera amorosa. García Morales imbuye el término femme fatale de nuevo significado. En efecto, Elsa es fatal, pero para sí misma.

       La visión ginocéntrica y el propósito feminista de García Morales se manifiestan a través de la fusión entre Penélope y la sirena que acaba rompiendo la dicotomía buena-mala, puta-santa en que el falogocentrismo había encasillado a estos dos personajes femeninos de la mitología. El mundo patriarcal enajena a la mujer: sea idealizándola o repudiándola. Al optar por la muerte, Elsa se niega categóricamente a formar parte de un mundo misógino.

OBRAS CITADAS

Boitani, Piero. The Shadow of Ulysses. Oxford: Clarendon P, 1994.

Cadenas, C.B. "Historia de tres mujeres." Nueva Estafeta 18 ( May 1980): 76-77.

Ciplijauskaité, Birute. "Intertextualidad y subversión en El silencio de las sirenas de Adelaida García Morales." Revista Hispánica Moderna 41.2 (Dec. 1988): 167-74.

Cixous, H_l_ne. "Sorties." Marks, Elaine and Isabelle de Coutivron, eds. New French Feminisms. New York: Schoken Books, 1981.

Felson-Rubin, Nancy. Regarding Penelope: From Character to Poetics. Princeton: Princeton UP, 1994. Ferradáns, Carmela. "Identidad y trascendencia: La repsuesta sublime de Adelaida Morales." Letras Peninsulares (Fall 1994): 473-83.

García Morales, Adelaida. El silencio de las sirenas. Barcelona: Anagrama, 1985.

Homer. The Odyssey. Oxford: Oxford UP, 1980.

Illie, Paul. "Dictatorship and Literature: The Model of Francoist Spain." Ideologies and Literature 4 (1983): 238-55.

Jehenson, Yvonne. "Adelaida García Morales." Spanish Women Writers: A Bio-bibliographical Source Book. Westport, Conn.: Greenwood P, 1993.

Kafka, Franz. The Complete Stories. New York: Schoken Books, 1971 (7th ed.).

Kirk, G.S. "Introduction" to The Odyssey. Oxford: Oxford UP, 1980.

Malaxecheverría, Coro. "Mito y realidad en la narrativa de García Morales." Letras Femeninas 17: 1-2 (1991): 43-49.

Mazquiarán de Rodríguez, Mercedes. "Gothic Imagery, Dreams, and Vampirism: The Haunting Narrative of Adelaida García Morales." Monographic Review / Revista Monográfica 8 (1992): 164-82.

Ong, Walter. Orality and Literacy: The Technologizing of the Word. London and New York: Routledge, 1993.

Ordóñez, Elizabeth. "Writing Ambiguity and Desire: The Works of Adelaida García Morales." Brown, Joan, ed. Women Writers of Contemporary Spain. Newark: U of Delaware P, 1991.

Pratt, Annis. Archetypal Patterns in Women's Fiction. Bloomingtion: Indiana UP, 1981.

Thompson, Currie. "El silencio de las sirenas: Adelaida García Morales' Revision of the Feminine 'Seescape'." Revista Hispánica Moderna (1992): 298-309.

 


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