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LA REBELIÓN DE LOS MORISCOS DEL REINO DE GRANADA

    Conquistada Granada en 1492, las condiciones de existencia de los moriscos quedan recogidas en las Capitulaciones de Santa Fe, en las que se les permitía entre otras cosas mantener sus propiedades, sus costumbres y su religión. Estas condiciones se quebrantaron desde el primer momento, obligando en pocos años, a los moriscos a convertirse al cristianismo. Los moriscos convertidos se sentían musulmanes y practicaban a escondidas su religión.

   Con Felipe II la opresión se hace insoportable para los moriscos, obligándoles no sólo al cambio de religión, sino a un abandono de sus costumbres, tradiciones y vestimentas ("se les prohíbe el uso del vestido morisco, las fiestas, el uso de los baños, y se les obliga a dejar las puertas de las casas abiertas y llevar las mujeres el rostro descubierto"). Por otro lado, los cristianos y militares (2 ó 3 familias en cada pueblo) sometían a la gran mayoría de población morisca a continuas vejaciones, dando lugar a que muchos moriscos se refugien en la sierra y se dediquen al pillaje y a la venganza ("los monfíes").

    Comienzan a conspirar por todo el Reino de Granada y en secreto deciden tomar las armas. La fecha fijada para la rebelión era el día 1 de enero de 1569 y sería dirigida por don Fernando el Zaguer, llamado "Aben -Xaguar". Sin embargo, los acontecimientos se precipitan y el alzamiento se tiene que adelantar.

    Iniciada la rebelión contra el mayor Imperio que jamás ha conocido la historia del hombre (un Imperio en el que nunca se ponía el Sol), los moriscos tenían la necesidad de un líder, no solo intrépido y valiente, sino que también tuviera sangre real, coronando a don Fernando, descendiente de los Omeyas de Córdoba, como rey de los moriscos con el nombre de Aben Humeya.

    El 27 de septiembre decidieron los jefes y religiosos moriscos, hacer rey a D. Fernando de Válor, nombrando a Aben Farax su Alguacil Mayor, y el día 30 del Diciembre de 1568 fue coronado en Cádiar bajo un olivo: "Vistiéronle de púrpura, y pusiéronle a torno del cuello y espalda una insignia colorada a manera de faja. Hizo juramento de morir en su Ley y en el reino. Todos gritaron: "Viva el rey D. Fernando Muley Aben Humeya". Tomó los pueblos de Poqueira, Pitres, Juviles y Ugíjar, y Felipe II hubo de mandar a D. Juan de Austria. Aben Humeya multiplicaba las emboscadas y evitaba los grandes encuentros. La táctica de la Guerra de Guerrillas, muy conocida desde los íberos contra los romanos, daba en una zona tan escabrosa como La Alpujarra, unos excelentes resultados. Ante la impotencia por parte del mejor ejército del Mundo por aquellos entonces, los soldados tomaban fuertes represalias contra la población morisca. El Marqués de Mondéjar ofreció en Órgiva diez mil ducados por la cabeza de Aben Humeya.

 

CASA DE ABEN HUMEYA EN NARILA

    Las fuertes recompensas por su captura, los supuestos privilegios que conllevaba para quien le diera muerte y el afán de poder, ocasionó que su tío Aben Aboo, su amigos Diego de Arcos y Diego Alguacil y la amante del propio Aben Humeya, lo traicionen y asesinen una noche en el  castillo de Laujar de Andarax, estrangulándolo con un cordel, tras horas de agonía.

 
  Empieza ahora un largo y penoso éxodo para los moriscos del Reino de Granada por toda la Península, Norte de África y América.  Durante años vagaron sin rumbo fijo, soportando vejaciones de todo tipo, muertos de hambre, con sus ropas hechas jirones, ... por ley no podían recibir auxilio de ningún cristiano. Para los que aún poseían algunos recursos el exilio era posible, pero para los menos afortunados (la mayoría eran agricultores, pastores y artesanos humildes) y los que aún se resistían en dejar la tierra de sus antepasados, la única solución era pasarse por cristianos viejos e intentar volver al reino de Granada con el paso de los años.

 

 

    Y algunos lo consiguieron, de hecho hasta bien entrado el siglo XVII hay referencias de juicios y quema posterior de moriscos por parte de La Inquisición. En la actualidad  hay decenas de apellidos por toda la Península Ibérica que provienen de linajes moriscos. 

    Existe la leyenda de que a principios de siglo, en algún remoto pueblo alpujarreño, aún se practicaba a escondidas la religión musulmana.

    Hoy, 12 de marzo del año 2.000, por primera vez en la Historia de la Iglesia Católica, el Papa Juan Pablo II, ha pedido oficialmente perdón por todas las injusticias y atrocidades que la Iglesia ha cometido en sus dos milenios de existencia, sobre todo a musulmanes y judíos.